¡Terrible accidente automovilístico deja varios heridos en la carretera Juana Moza!
¡Terrible accidente automovilístico deja varios heridos en la carretera Juana Moza!
Tuxpan, Ver.- Trágico suceso en la carretera a Juana Moza: un baile de colores entre la desgracia y la irresponsabilidad. Fue en la claridad de una tarde cualquiera cuando los destinos de dos hombres colisionaron con la fuerza implacable del destino.
Eran las 17:17 horas de ayer, en el tramo conocido de la carretera a esta comunidad, ese camino solitario que se abre paso entre los campos desolados y los sueños rotos. Allí, a la altura del kilómetro 2, el impaciente Carlos René Gaona Zerrweck, de apenas 28 años, se aferraba al volante de su Chevrolet Aveo blanco como si fuera su último aliento. Pero el destino, mi amigo, siempre nos guarda una sorpresa.
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Sumido en las profundidades de la inconsciencia, el rumor insidioso de la ebriedad deslizándose por sus venas, Gaona Zerrweck decidió enfrentar al mundo en el carril equivocado. Como un iluso desesperado, trazó su camino por la ruta de colisión. Y allí, en ese tramo maldito, su frontal izquierdo chocó con violencia contra el Passat gris que Jerónimo Francisco Folgueras Pioli manejaba con cautela y responsabilidad.
El estruendo del impacto resonó en los oídos de los dioses olvidados, mientras la fría chapa se doblaba y retorcía ante la ira del destino. Los hombres, meros títeres en el escenario de la tragedia, quedaron atrapados en un ballet de metal retorcido y dolor.
En ese baile infernal, la desgracia no hizo distinciones. Los heridos emergieron como sombras en medio del caos. Miguel Ángel Cruz Morelos, un joven de apenas 21 años, Miguel Cruz Evangelista, de 48 años, y Carlos Santiago Juárez, un hombre en plena madurez de 36 años,se encontraban entre la consciencia y el abismo de la incertidumbre.
Los hombres de uniforme acudieron al llamado de la tragedia, sus rostros curtidos por la experiencia de demasiadas tardes y noches como ésta. Con manos firmes y corazones apesadumbrados, realizaron el peritaje del siniestro.
La noche cayó sobre la carretera, envolviendo el escenario de la tragedia en su manto oscuro. Las autoridades, conscientes de la gravedad de los hechos, comenzaron su danza detectivesca en busca de respuestas. La sombra de la posible ebriedad de Gaona Zerrweck se alzaba sobre el asfalto manchado, dejando un rastro que solo la verdad podría descifrar.
Mientras tanto, el tráfico crecía en silencio. Los conductores, testigos mudos de la fragilidad de la existencia, tenían que regresar a sus destinos pues la carretera se encontraba bloqueada.
En nuestras mentes, el eco del accidente persiste. Los heridos, luchando contra el dolor, se aferran a un hilo de esperanza. Y en lo más profundo de nuestros corazones, anhelamos que la luz de la justicia ilumine la oscuridad de esta tarde que para los protagonistas fue eterna.
Los designios del destino caprichoso son inescrutables. Que las respuestas afloren como un manantial en el desierto y que los heridos sanen en el regazo cálido de la vida.