Que disfruten sus lentejas: Gómez Cazarín
¡YA FALTA POCO PARA QUE SE VAYA CHABELO DE CAEV!
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El voto es la hora de la verdad para una diputada o diputado. Se podrá decir misa, gritar, patalear, tirarte al piso, encadenarte al portón de entrada, echar lumbre por la boca y dar vuelta la cabeza como la niña de El Exorcista.
Pero lo importante es el voto. Ahí no hay actuación ni faramalla que quepa. Ahí no tienes para dónde hacerte. Con tu dedo puesto sobre el sistema electrónico de votación estás desnudo y sin máscaras a la vista del pueblo y de la historia.
En el 2019, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó la iniciativa –que era compromiso de campaña- para echar abajo la mal llamada reforma educativa de Enrique Peña Nieto, algunas diputadas y algunos diputados del PRI, del PRD y de Movimiento Ciudadano entendieron con lucidez que estaban por entrar a una trampa que podía ser mortal para sus carreras políticas: apoyar al Presidente o cargar con el odio de maestras y maestros de prácticamente todos los sindicatos y de todo el país de cara a las elecciones del 2021.
Como el miedo no anda en burro, con algunos votos de la sensatez política de algunas y algunos de esos legisladores la iniciativa alcanzó la mayoría calificada. Sólo los panistas se mantuvieron en contra y así les fue con el voto magisterial en el 2021.
La diferencia principal de aquella contrarreforma y la de ayer, es el poder económico de millones y millones de dólares de los cabilderos que en esta ocasión movieron cielo, mar y tierra para mantener unida a la oposición. Hasta tuvieron el cinismo de sentar a uno en una curul, usurpando el lugar de un Diputado.
Se calcula que los negocios privados que nos heredó Peña Nieto en la industria eléctrica -a costillas de la Nación- le cuestan al país 490 mil millones de pesos al año. Así que los intereses económicos en juego de las empresas trasnacionales del sector energético son gigantescos. Y su capacidad de comprar conciencias de quienes estén dispuestos a vender la suya, también.
Pero el futuro tiene un defecto: siempre llega. Tarde o temprano, la borrachera de hoy será una resaca. El festejo de quien mata a su padre para cobrar su herencia siempre acaba mal.
Como ocurre con los accidentes aéreos, la verdad nunca se conoce por completo a la mañana siguiente, sino que surge poco a poco conforme se recuperan las cajas negras y se aclara lo que de verdad pasó.
Quienes traicionaron al pueblo y se vendieron por un plato de lentejas, como dice la Biblia, ojalá que lo disfruten.
A las y los veracruzanos María del Carmen Escudero Fabre, María Josefina Gamboa Torales, Alma Rosa Hernández Escobar, Carlos Alberto Valenzuela González (PAN), Lorena Piñón Rivera, José Francisco Yunes Zorrilla (PRI) y Jesús Alberto Velázquez Flores (PRD), como les dije en un tweet: nos vemos mañana. El pueblo, que ya sabe cómo votar, recordará sus nombres.