Esta mañana la aparición de una manta con amenazas contra Antonio Huesca Figueroa, director del CERESO de Tuxpan, Veracruz, ha puesto en alerta a los habitantes de esta ciudad costera. El mensaje, presuntamente ligado al crimen organizado, es un recordatorio de los desafíos de seguridad que enfrenta el país. Pero más allá de la preocupación legítima que esto genera, lo que debería indignarnos es cómo ciertos medios de comunicación han convertido este hecho en un circo de desinformación y sensacionalismo.
Tomemos el caso de Veracruz Informa, un portal estatal que hoy se lanzó con una portada digna de una película de Hollywood: una imagen de un accidente aéreo acompañando la nota de la narcomanta. ¿Qué tiene que ver un avión estrellado con una amenaza en Tuxpan? Nada, salvo el afán de asustar y atraer clics. Este medio, sin reporteros en la zona ni un ápice de verificación, publicó la noticia a la velocidad del rayo, demostrando que su prioridad no es informar, sino manipular. El resultado: confusión, miedo y una percepción distorsionada de la seguridad en el municipio.
SANICERO
Si mi portal forotuxpan no publica algo, no quiere decir que lo «encubra». Simplemente la gente que trabaja en mi medio y yo, no nos sentimos seguros por ese contenido que podría generar violencia contra nuestras personas, familias y bienes; sin embargo hay medios estatales que si manejan estas noticias, por lo que la población no se queda desinformada. Actualmente hay más de 60 medios locales en la ciudad por la facilidad que hay para abrir una página de Facebook, aquí es donde les pregunto: ¿Cuantos de ellos publican noticias de alto impacto? La mayoría de los que publican estas notas son medios estatales, pues ellos no tienen problema, pues ni sus empleados administrativos, ni sus reporteros y columnistas viven aquí.
Actualmente y despues de que varios medios locales alzáramos la voz por este hecho, Veracruz Informa cambió la portada de la noticia mostrando la narcomanta. No es un caso aislado. Apenas el sábado pasado, varios portales locales anunciaron un supuesto «Código Rojo» en Tuxpan, basándose en un video de un incidente policíaco en el Hospital Emilio Alcázar. La alarma se disparó entre la población, pero resultó ser una falsedad. Un Código Rojo implica una respuesta coordinada de todas las fuerzas de seguridad, un blindaje total e incluso el cierre de la ciudad. Nada de eso ocurrió. Sin embargo, el daño ya estaba hecho: la gente, bombardeada por titulares exagerados, se sintió vulnerable ante una crisis que nunca existió.
La desinformación no es un pecado menor. En un lugar como Tuxpan, donde la economía depende en buena medida del turismo y la inversión, estas prácticas periodísticas irresponsables tienen un costo tangible: ahuyentan visitantes, espantan capital y alimentan la incertidumbre. Es cierto que la seguridad es un tema serio y que las autoridades deben actuar con firmeza ante la narcomanta. Pero el miedo como estrategia mediática es igual de peligroso. Cuando un medio publica sin verificar, no solo traiciona la verdad, sino que juega con el bienestar de una comunidad entera.
En mi opinión, la lección es clara: los ciudadanos debemos ser críticos. No basta con consumir información; hay que exigirla con calidad, con ética, con responsabilidad. Los medios oportunistas, esos que lucran con el pánico y sirven a intereses políticos, no merecen nuestra atención. Apoyemos a quienes informan de verdad, a quienes no necesitan inventar aviones estrellados ni códigos rojos para contar lo que pasa. Porque en tiempos de incertidumbre, la verdad es el mejor antídoto contra el miedo.
Florería Martínez