La democracia, esa compleja construcción de derechos y responsabilidades, se prepara para que las personas en prisión preventiva puedan ejercer su derecho al voto en las elecciones del próximo 1 de junio de 2025.
El Instituto Nacional Electoral (INE) y el Organismo Público Local Electoral (OPLE Veracruz) han firmado un convenio con la Secretaría de Seguridad Pública estatal, bajo la instrucción de la gobernadora Norma Rocío Nahle García, para implementar el Voto en Prisión Preventiva en 17 Centros de Reinserción Social del estado.
No es casualidad que este anuncio se dé en el marco de un proceso electoral donde los derechos humanos y las garantías individuales son centro de debate. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ya había sentado precedentes al reconocer el derecho de los presos sin sentencia a participar en elecciones, pero esta será la primera vez que se materialice en Veracruz para elegir a los 212 ayuntamientos del estado.
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El ejercicio, que se realizará de manera anticipada entre el 14 y el 21 de mayo, promete ser un parteaguas en la historia electoral local. Sin embargo, como todo cambio, no está exento de controversias. ¿Cómo garantizar que el voto sea libre y secreto en un entorno como el de los centros penitenciarios?
El acuerdo firmado en Xalapa reúne a actores clave del proceso. Por el INE, estuvo presente el Vocal Ejecutivo de la Junta Local, Josué Cervantes Martínez, acompañado de su equipo técnico. Por el OPLE, destacó la Consejera Presidenta Marisol Alicia Delgadillo Morales. Representantes de la Secretaría de Seguridad Pública y del Gobierno del Estado se comprometieron a garantizar las condiciones necesarias para que el proceso se lleve a cabo sin contratiempos.
Pero la logística es titánica. Además de capacitar al personal para operar urnas y resguardar el material electoral, el gobierno deberá garantizar la seguridad y evitar cualquier tipo de coacción del voto en un entorno que, por naturaleza, es restrictivo.
Este avance es, sin duda, una victoria para los derechos humanos, pero también un campo fértil para la crítica. En un estado donde la política y la justicia tienen una relación históricamente tensa, no faltarán quienes vean en esta medida una estrategia política más que un compromiso con la democracia.
En mi opinión, el ejercicio del voto en prisión preventiva abre una nueva página en la historia electoral de Veracruz. La pregunta no es solo si los internos votarán, sino cómo este cambio impactará en la confianza de la ciudadanía en un sistema que, como ellos, también parece estar en prisión preventiva.
Al final, como siempre, el juicio lo tendrá el electorado.