Coopelas o cuello
ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Javier Lozano Alarcón a pesar de haber sido un legislador mediocre y un militante de medio pelo es una leyenda dentro y fuera del PAN, partido al que pertenece desde el 30 de junio de 2007, luego de haber renunciado al PRI dos años antes.
El oportunismo que le ofrecía su amistad con Felipe Calderón lo motivó a afiliarse al PAN seis meses después de la toma de posesión como presidente de México.
Ahora vuelve a ser noticia a causa de su característica prepotencia con los medios y su soberbia ante la clase política incluyendo la de su partido.
Esta vez el iracundo personaje montó en cólera al preguntársele si recortaría su salario de 157 mil pesos mensuales a la mitad, como contribución a la austeridad que exigen los tiempos en el país. La respuesta fue: “No, porque yo vivo de esto. Esa demagogia de decir: ‘Con mucho gusto doy la mitad de mi salario…’. Y luego, ¿a robar o qué?”, fue su sentencia cuando lo entrevistaron.
Pero esta es otra de las mentiras del poblano que quiere gobernar su tierra luego que Tony Galli, sucesor del actual gobernador, Rafael Moreno Valle, deje el poder. Lozano Alarcón tiene otros negocios además del muy lucrativo que mantiene en la Cámara de Senadores.
Es fundador y primer Presidente del Instituto del Derecho de las Telecomunicaciones; materia de la cual fue además consultor con la firma Javier Lozano y Asociados, S. C., de su propiedad, especializada en consultoría orientada a proyectos vinculados con la tecnología y regulación en materia de telecomunicaciones, manejo y estrategia de medios de comunicación.
Pero hay otras chambitas que le dejan algo de dinero tales como ser articulista en los periódicos El Universal y La Silla Rota, así como miembro del Comité Editorial del periódico El Economista.
O sea que el abogado es comunicador por arte de magia.
Pero el escándalo que lanzó a la fama a Javier Lozano Alarcón fue cuando en 2006, la Procuraduría General de la República, decomisó cerca de 19.5 toneladas de metanfetaminas en el Puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, la cual, según la versión de la PGR, se vinculaba a una residencia propiedad de Zhenli Ye Gon, en la Ciudad de México. El 15 de marzo de 2007 la PGR encontró en esa finca una fortuna en efectivo, que consistía en 205 millones 564 mil 763 dólares estadounidenses; 17 millones 306 mil 520 pesos mexicanos; 201,460 euros; 113,260 dólares de Hong Kong; 11 centenarios , 20 mil dólares en cheques de viajero; un gran lote de joyas, sin cuantificar su valor; 52 billetes falsos de cien dólares americanos, 52 billetes dañados de cien dólares, dos de 50 y uno de un dólar.
Su propietario, Zhenli Ye Gon, empresario mexicano, de origen chino, fue acusado de comercializar con acetato de pseudoefedrina ilícitamente, para la fabricación de metanfetaminas, acusó a Javier Lozano Alarcón de haberlo extorsionado diciéndole “coopela o cuellos“, para guardar los 205 millones de dólares que se encontraban en su domicilio, que según Ye Gon era para la campaña del Presidente de México, Felipe Calderón.
El entonces, Secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón asumió que la acusación era en su contra y advirtió que demandaría al prófugo. Tras un viaje a Estados Unidos, presuntamente para contactar a un equipo legal, Lozano desistió del proceso.
Lozano Alarcón al intentar tener un puesto de elección popular le apuesta a la mala memoria de los mexicanos, quienes no olvidan su vinculación con este delito.
Ahí tenemos casos muy sonados en Veracruz como es el de Dante Delgado que pasó de ser un presidiario a convertirse en el propietario de un partido político que ahora se autodenomina defensor de las causas justas.
Está el caso de los diputados federales que a pesar de que sirvieron de puente para que Javier Duarte se enriqueciera y ellos se llevaran también una buena rebanada del presupuesto estatal y federal, que le corresponde a los veracruzanos, están libres. Ahora gozan de fuero y apuestan su prestigio o su desprestigio a la mala memoria de los mexicanos en general y de los veracruzanos en particular.
Ahí están libres y muchos de ellos con fuero y otros ex funcionarios cómplices como Alberto Silva Ramos, Edgar Spinoso Carrera, Humberto Benítez Pérez, Tarek Abdalá Saad, Noemí Guzmán Lagunes, Zaide del Carmen Zamudio, Vicente Benítez González, Gabriel Deantes, primo hermano de Alberto Silva, Juan Carlos Rodríguez García, Tomás Ruíz González, Adolfo Mota Hernández, quienes deben ser juzgados por complicidad u omisión.
Estos caminan campantes y libres por todo el mundo y tratando de influir en el PRI estatal para seguir medrando del presupuesto a través de sus elegidos, mientras su jefe anda de la seca a la meca, huyendo de la justicia.
Mención aparte merecen dos ex gobernadores, el primero Fidel Herrera Beltrán, quien, desde Barcelona, como cónsul, apela a la mala memoria de los veracruzanos para esperar que sus fechorías se olviden mientras disfruta de unas vacaciones pagadas en la península ibérica.
Personaje peligroso sin duda, porque al no estar presente, mueve los hilos de sus intereses a través de su hijo, quien es diputado del partido Verde, Javier Herrera Borunda, que también le ha servido de prestanombres a su padre y operador del cónsul para que sus negocios ilícitos sigan progresando.
Ahora Fidel Herrera quiere aprovechar las aguas turbias de la política veracruzana para influir en la designación del líder estatal del PRI, para que éste a su vez, nombre a su hijo candidato del PRI-Verde a la gubernatura del estado y pueda preservar la dinastía en Veracruz, como sucede ahora en varios estados.
Otro que se ausenta mientras olvidan sus fechorías es Javier Duarte, cuyo paradero seguramente conoce por lo menos un par de sus cómplices, quienes desde México intentan desgastar la imagen del actual gobernador de Veracruz y su familia, señalando como ciertos los rumores que existen sobre propiedades y negocios.
Volviendo al caso de Javier Lozano, quien asegura que de no tener salario tendría que robar para sobrevivir, en marzo de 2007, mientras Ye Gon estaba en Estados Unidos, el gobierno mexicano entró en su casa y confiscó dinero que se encontraba ahí. En una entrevista en el vecino país del norte, Ye Gon explicó que acordó mantener el dinero en su casa porque él y su familia habían sido amenazados por el PAN, a través de Lozano Alarcón.
Lozano Alarcón siempre gozó de los privilegios de un junior, quien no debía preocuparse por trabajar nunca. Ahora dice que requiere de su salario completo para sobrevivir. Sobrino de un ex magnate de los medios, siempre consideró propias las opiniones de algunos columnistas y analistas que terminaban por doblegarse ante sus peticiones de publicar lo que le convenía al poblano.
Lozano Alarcón, se muestra impune ante los posibles delitos que se le imputan bajo sospecha, sin embargo, tiene la fuerza suficiente para evitar que se averigüe si en realidad tiene negocios propios aparte de su despacho de abogados, sus irritantes columnas o sus prepotentes apariciones en tribuna en el Senado… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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