CARTA DE UNA JARDINEÑA ARREPENTIDA
Querido “Gordito”:
Aunque sé que te pedí el divorcio y te dije cosas muy feas, me doy cuenta que extraño muchas cosas de ti.
Extraño cómo te “rascabas” las nalgas en las mañanas, aunque dejaras bien marrones tu lindos calzoncitos. Cómo extraño lavarlos media hora con el jabón de mano antes de poderlos meter a la lavadora.
Cómo extraño esas “nalgaditas” que me dabas frente a todos… espero que no estés resentido porque te recordaba a tu mamá por eso… es que antes no lo supe entender.
Si supieras cómo extraño cuando cantabas “la cucaracha” con eructos… o la quinta de Beethoven con tus alegres peditos… la verdad no olía tanto… yo exageraba bastante.
Si me perdonas por haberte roto las dos costillas el día que me fui de la casa arrojándote tu caña de pescar, te juro que podrás irte de vuelta con tus amigotes todos los viernes, que yo seguiré limpiando tus vomitadas que dejabas desde la puerta de la calle hasta el cuarto.
Creo que he madurado y ya no me importa cómo veías a la vecina y te relamías los bigototes cuando se ponía sus minifalditas. Es justo que puedas ver el menú cuando estás a dieta.
También creo que eres el REY de la casa y que estabas en tu derecho de invitar a tus amigos a ver el futbol a casa, tampoco me importará si alguno se descontrola y me toca el culo. Ahora sí estoy dispuesta a no decirte insultos frente a ellos…
Es más, yo que soy de las CHIVAS RAYADAS DEL GUADALAJARA, como mi papá, no tengo problemas en hacerme AMERICANISTA para que podamos gritar juntos de emoción cuando veamos los partidos de la Primera División.
Me puedes seguir diciendo “vieja”, “gordis”, “brujilda” o como tú quieras… que para eso eres mi dueño. Ya no te diré nada, sino “Mi Rey”… porque eso es lo que eres…
Es más, ya no tendrás que decirle groserías a mi mamá para que se vaya de la casa, yo misma le pediré que no te vuelva a reclamar nada de aquél préstamo que te hizo.
Sé que te dije “BURRO” descerebrado cuando invertiste todos nuestros ahorros en esa maquinita que te vendieron para convertir pesos en dólares, pero lo de “BURRO” no fue de mala manera sino por “aquello que tú ya sabes” que ahora me hace tanta falta, aunque duraba poco, ese minuto era lo máximo para mí…
¡Mi hombre! ¡Mi macho! ¡REGRESA QUE TE EXTRAÑO!
Atentamente: Tu “viejita”, tu “gordis” tu “brujilda” arrepentida.
P.D.: ¡Ahhh!… casi me olvido. Te felicito de todo corazón por los 8 millones de dólares que heredaste de tu tía Marta, la ricachona, que descanse en paz… ¡MI REY!…
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