Tuxpan, Ver.- El viento soplaba en la tarde, como si hubiera algo turbio en el aire. Lucero R.S., de 26 años, temblaba con cada ráfaga de viento que azotaba su cuerpo. Había llamado al 911 para reportar que su hermano, José Elías R.S. de 25 años, bajo los efectos del alcohol y alguna sustancia tóxica, la había agredido físicamente en su hogar de la calle Vicente Villada, en la colonia Federico García Blanco.

Lucero estaba aterrorizada. Su hermano se había vuelto una sombra oscura de sí mismo, un demonio salvaje que la atacó sin piedad. A pesar del miedo, Lucero pidió la detención de su hermano a las autoridades, pero se negó a presentar cargos en su contra.

Tuxpan Discovery

La policía y otros agentes gubernamentales llegaron al lugar de los hechos para atender la llamada de emergencia. Sin embargo, la negativa de Lucero a presentar cargos complicó la situación. A pesar de ello, José Elías fue arrestado y trasladado a las celdas preventivas por una sanción administrativa.

El humo del cigarrillo de Lucero se mezclaba con el viento que ella sentía frío y que seguía soplando. A pesar de que el peligro parecía haber pasado, Lucero sabía que no estaba fuera de peligro. La oscuridad de la noche y el silencio sepulcral de su hogar la acechaban con su presencia ominosa. Se preguntaba si su hermano volvería a atacarla, y temía que no estuvieran allí los polimarinos para detenerlo la próxima vez.

La noche fue larga y oscura, como si hubiera un velo de misterio cubriendo todo lo que sucedía en Tuxpan. Lucero sabía que la situación no estaba resuelta, y que el peligro acechaba en cada esquina. Aunque José Elías estaba tras las rejas, el mal que lo había llevado a la violencia seguía latente, amenazando con explotar en cualquier momento.

Es por esto que en esas situaciones hay que levantar cargos porque, nunca se sabe que demonios se meten en la mente de la gente que consume estupefacientes.