Y MORENA sigue sin escarmentar…
Tal como lo lees, MORENA volverá a jugar a lo mismo en el 2018: Perder.
El sábado me apeteció un café y me dirigí presto a consumirlo con la misma actitud de siempre, silencioso y rinconero, me desplacé al cuartel general de los politólogos locales, cuando de repente escuché la misma frase de la misma boca que en aquel entonces profetizó la candidatura del fracasado Genaro Ibáñez. Tajante, certero y con conocimiento de causa, el vidente lo dijo: En el 18 Medina por la Federal y Genaro o Bertha por la Local, no hay más nada para nadie.
Mantuve la oreja afilada y la percepción abierta pues la fuente de salida era de esas que tienen llave de la casa y conocen hasta el cajón de la ropa íntima, ya en 2 ocasiones así lo ha demostrado.
«La información viene de arriba, hay uno que le echó ganas y para mí debe ser el gallo porque si no vamos a volver a perder, seremos conocidos como el Cruz Azul de la política, porque de nada sirve crecer y crecer si no se gana», aseveró.
Marco Medina, a mi parecer, es uno de esos cuadrados aferrados que no gozan de la sonrisa ni de un payasito de semáforo tratando de ganarse la propina mientras la luz esta en rojo, anteriormente ya supo lo que es el castigo a su antipatía pues contendió infructuosamente por una diputación por el sol azteca, no se puede acusar falta de recursos pues le inyectaron centavitos fuertes a su campaña su propio tío Manuel Pérez Martínez (así es lectores míos ese mismo cacique opresor en el que usted está pensando es tío del susodicho) y el hoy constructor y exalcalde tuxpeño Juan Ramón Ganém (exacto ese que le compró su complicidad a Genaro Ibáñez), Medina Pérez no es para nada digno de confianza pues es bien sabido por todos sus constantes estafas acontecidas en los municipios de Tuxpan, Álamo, Cazones y Cerro Azul, y eso sin contar su famoso desliz al interior de su partido.
Genaro Ibáñez ya probó el descontento de la gente por su segunda imposición como candidato, la gente que emitió su voto por MORENA lo hizo por la franquicia en sí, ya que no tenían idea de quién era el candidato cobijado por las siglas color guinda, aquellos fieles devotos, militantes y simpatizantes del pejepartido que le conocieron le dieron la espalda viéndose así relegado hasta el tercer sitio en la contienda municipal, con todo y que se dejó venir un ejército mediático foráneo para tratar de ayudarlo a ganar, Genaro, a opinión de la ciudadanía es un candidato nacido para perder ya que ese es su hábitat natural (la derrota).
Por último y menos importante, María Bertha Espinoza, otra excandidata perdedora que no tiene mayor capital político que su hijazo de su vidaza, mismo que le acompaña a todos lados por lo que ni caso tiene gastar más letras en escribir sobre la susodicha.
Entonces parece ser que el planteamiento morenico con miras al 18 el reciclar cartuchos por demás quemados y una vez más apostar por la derrota, ahí en la terquedad, aferradez, cerrazón y egoísmo radica el fracaso absoluto de los denominados “pejezombies” quienes no son capaces de vislumbrar su falta de simpatía y aceptación por parte de la ciudadanía, creyéndose poseedores del capital político que de antemano sabemos le pertenece al Peje, confiados en el nombre de la franquicia más que ser aliados se vuelven cargas muertas para el oriundo de Macuspana, que de cometer el error de designar este tipo de lastres se vería perjudicado y por consecuencia su retiro con rumbo a la “Chingada” sería irreversible.