SOLO FUE UN MAL ENTENDIDO
La sobrina del párroco de la “Misterio de Pentecostés” regresa a su casa después de mucho tiempo de haberse ido. El padre comienza a regañarla, diciéndole:
– ¿Por donde estuviste tanto tiempo, desgraciada? Porque ni siquiera escribías. Tu madre ha estado desesperada.
La muchacha, llorando, le contesta:
– Perdón, a todos, me tuve que volver prostituta.
– ¡Largo de aquí, desvergonzada! ¡Mala mujer, Dios te castigará!
– Como ordenes. Yo solo vine a entregar este abrigo de visón y las escrituras de una casa de Jardines a mi mamá, una cuenta de ahorros con 5 millones de pesos a mi hermanito y este Rolex de oro y el CrossFox Rojo que está en la puerta para ti, querido tío.
– ¿En que dijiste que te has convertido, niña? – preguntó el párroco algo confundido.
– En prostituta.
– ¡Ah, qué susto! ¡YO HABÍA ENTENDIDO PROTESTANTE!