SIN PUNTO FINAL
Me recosté a mirar el horizonte bajo aquel puente, el sol se ocultaba y el cielo se tornaba rojizo, era quizá el atardecer más hermoso que habían visto mis ojos hasta ese día, pensándolo bien lo que lo hizo hermoso fue ver tu silueta a lo lejos, apareció de repente ante mí, con la curvatura perfecta de su espalda, en ese momento ambos compartimos algo hermoso, el crepúsculo y una historia.
Al pasar el tiempo, su sonrisa volvió a iluminar aquel sitio, pues el sol se había ido, y así como él también se fue mi soledad…
Era reconfortante sentir la brisa tocando mi rostro, podía sentir también mi corazón latir de forma acelerada, no sé porque me ponía tan nerviosa aquel hombre, era quizá su presencia, su galanura, su coqueteo, lo único que sabía era que él hacía ese momento mágico, pues no era capaz de ver a nada más que a él.
Se acercó a mí y me miró con ese par de estrellas que se ocultan siempre bajo sus cejas, se paró frente y tan cerca de mí, y con un “La caída del atardecer que acabamos de presenciar no se compara con lo hermoso que es ver como el viento alborota tu cabello, y cruzas tus brazos para no sentir como el frío penetra de lleno tu pecho”. Fue el comienzo de una conversación que esa noche parecía interminable, hablamos de todo, olvidándonos de lo que nos rodeaba.
Era como si el tiempo se detuviera solo para nosotros, no había nada más que belleza en ese momento, pues él lo mantenía así, supe que quería seguir a su lado, pero para quedarme siempre, tenía que ser valiente, valiente para aceptar el presente y el posible futuro que quería pasar a su lado, supe que él quería lo mismo, la química se podía sentir…y con un beso arrebatado lo pude comprobar, selló mis labios con los suyos… Así fue como el tiempo lo puso en mi camino y a partir de ese momento nos propusimos comenzar una historia que no llevará punto final.