Se cuelga en una celda de la Inspección de Policía
A las cuatro de la madrugada, el amanecer aún no había roto cuando una sombra solitaria se balanceaba en la penumbra de esa celda vigilada las veinticuatro horas. Martínez Medina había sido detenido horas antes, acusado de intentar ingresar a un domicilio sin permiso; sin embargo, no hubo cargos, sólo un hombre derrotado y en busca de abrigo. Con un pedazo de colcha —ironía en tela—, aquel hombre selló su destino colgándose de los barrotes.
La vigilancia, constante en esa base policial, no fue suficiente para detener su determinación. Policías y marinos, rutinarios guardianes de la celda, lo hallaron y descolgaron el cuerpo, sus miradas sin respuestas mientras el frío del suelo recibía a Cristian. La Unidad Integral de Procuración de Justicia fue notificada, y los peritos criminalistas no tardaron en hacer el levantamiento y trasladar el cuerpo al SEMEFO para la autopsia de rigor.
Aunque el cuerpo de Martínez Medina no presentaba signos de violencia, la Fiscalía General del Estado ha iniciado una investigación para esclarecer qué circunstancias condujeron a esta tragedia. Los guardias, tanto en persona como tras las cámaras de seguridad, deberán responder ante la justicia, pues la celda en la que vigilan, parece, guarda más secretos de los que pueden ver.
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