Los Pecados Capitales entre Mexicanos
MASIOSARE: UN EXTRAÑO ENEMIGO: Masiosare, ese extraño enemigo del que se hace mención en nuestro himno nacional, ha reaparecido y está nuevamente entre nosotros: profanó con su planeta nuestro suelo y está listo para destruir a México.
Lo triste es que Masiosare es extraño pero no extranjero y de hecho ha estado eternamente entre nosotros; el principal y más terrible enemigo que ha tenido por siempre al mexicano, es el mexicano de al lado. Los mexicanos tenemos esa terrible y maravillosa tendencia a achacar todos nuestros problemas alguna misteriosa y maquiavélica fuerza ajena a nosotros: perdernos el mundial porque el árbitro está en contra nuestra; en las olimpiadas los jueces de la caminata están en contra de los mexicanos; Fernando Platas no le cae bien a los jueces de clavados y por eso lo califican mal; seríamos ricos si los españoles no nos hubieran conquistado; seriamos potencia si los gringos no nos hubieran quitado el territorio del norte y hubiéramos ganado el mundial del 94 si Mejía Barón hubiera hecho los cambios y metido a Hugo.
Por supuesto, López Obrador hubiera ganado si no fuera por complot de la derecha internacional. Nunca se nos ocurre pensar que los problemas de los mexicanos, principalmente porque somos enemigos unos de otros.
El presidente de TODOS los mexicanos (aunque hayan votado por otro partido) se llama Felipe Calderón. Hace años el señor Bush habló ante su parlamento, dominado por la oposición.
Fue presentado por la presidente parlamentaria, de oposición también, quien en vez de tomar la tribuna y manchar de café su bandera se dirigió a los presentes diciendo: Tengo el honor de presentarles al presidente de los Estados Unidos de América. No lo querían, era su enemigo, su oposición, no es popular, pero era el presidente. Aquí a calderón lo obligamos a entrar a escondidas a la Cámara de Diputados.
Hace cien años decía Porfirio Díaz: la razón por la que le va mejor a Estados Unidos es que una vez que alguien gana la presidencia, el pueblo y los políticos se le unen para trabajar por la nación. En cambio en México, en cuanto alguien toma el poder, todos, enemigos y antiguos amigos, se ponen en su contra. Eso fue hace cien años y pudo haber sido ayer.
Mexicanos al grito de guerra… pero entre nosotros. Y este es el meollo del asunto, nos atacamos entre todos cuando deberíamos unirnos porque es una costumbre histórica heredada de generación en generación. Cuando México firmó su acta de independencia, el 27 de septiembre de 1827, nuestro primer día como una nación libre, comenzaron los golpes. Unos querían un imperio, otros monarquía. De ellos, cada quien con un rey distinto. Otros más se decantaban por la Republica, pero unos la querían Federal y otros centralistas.
Eso nos hizo pelearnos todo el siglo XIX. Cuando por fin los más importantes paladines de la independencia se pusieron de acuerdo, formaron un congreso que nombró emperador a Iturbide como Agustín I; al día siguiente, aquellos que pelearon a su lado ya peleaban en su contra.
Nuestro primer presidente, Guadalupe Victoria, encontró a su peor enemigo en su vicepresidente, Vicente Guerrero, quien al llegar a la presidencia encontró a su peor enemigo en su vicepresidente, Anastasio Bustamante. Otros grandes antagonistas fueron Benito Juárez y Valentín Gómez Farías, siempre que fueron una fórmula de gobierno. Y esa tan lamentada invasión gringa en la que perdimos medio territorio, estábamos muy desunidos.
Y en la famosa Revolución Mexicana todos nuestros “héroes” se mataron entre sí. Todos han pasado a la historia como buenos y tienen sus nombres en oro en el Congreso; pero el héroe Carranza mató al héroe Zapata, el héroe Obregón mató a los héroes Villa y Carranza y el héroe Plutarco Elías Calles mató al héroe Obregón.
Por cierto que el héroe Calles fue expulsado del país por el héroe Cárdenas. El proyecto de Guerrero era quitar a Victoria, el proyecto de Bustamante era quitar a Guerrero; el proyecto de Santa Anna era quitar al que estuviera; el de Juárez fue quitar a Santa Anna y el de Díaz quitar a Juárez. Madero tuvo un proyecto: quitar a Díaz; Obregón quitar a Carranza y Calles quitar a Obregón.
El proyecto de Fox era quitar al PRI… El proyecto del ciudadano López Obrador era quitar a Calderón. Y en torno a esto último deberíamos reflexionar, sobre aquellas palabras citadas de Porfirio Díaz: “ya es hora de que dejemos de unirnos para atacar al presidente, ya es hora de que el proyecto de nación deje de ser quitar al que tiene el poder”.
Aunque el gringo promedio es Homero Simpson, son potencia Mundial por que trabajan en equipo y porque a pesar de todo respetan a sus instituciones y a su presidente. En este momento decisivo de nuestra historia vemos una vez más a Masiosare enfrentando a todos contra todos. El ciudadano López Obrador está dispuesto a destruir y reventar este país antes de dejar que lo gobierne alguien que no sea él.
¿Cuándo será el día en que México este unido?
Tal vez ese día si logremos derrotar a Masiosare, ese extraño enemigo.