LA SIRVIENTA JARDÍNEÑA
Aprovechando la ausencia de su esposa e hijos que pasan un fin de semana en CDMX, Don Luis se encuentra insistiéndole a la nueva y muy bonita sirvienta, que le abra la puerta de su cuarto.
-Anda, Karlita, abre la puerta que no te va a pasar nada malo. Si lo vamos a gozar mucho.
-¡No, siñor, tese quieto!.
-Mira, Karlita, si abres te aumento el sueldo…
-¿Y, luego qui li dicimos a la patrona?
-Pues nada, ella no tiene porque enterarse de nada.
-Ta bueno, patrón, pero pase por dibajo di la puerta su cirtificado de que no tienes SIDA.
Don Luis recuerda el chequeo médico que se acaba de practicar y le pasa hasta su acta de nacimiento, ante lo cual la sirvienta por fin cede y Don Luis se da el gustazo…
Al rato ya calmado y disfrutando de un buen tabaco le dice Don Luis a la sirvienta:
Orale Karlita, no sabes leer ni escribir, pero, que bien estas enterada de las cuestiones de salud.
-Si, patroncito, yo ser isnorante, muy isnorante, rete-isnorante, pero esto del Sida ¡No me lo pegan dos veces!