Incendio en casa abandonada revive polémico desalojo de ancianos en la colonia Rosa María
Tuxpan, Veracruz | La madrugada de hoy, bomberos acudieron a un domicilio en la calle Crispín Bautista y Primo Verdad, en la colonia Rosa María, tras reportes de humo saliendo de uno de los cuartos. La vivienda, que luce abandonada, era ocupada por una persona que se alumbraba con veladoras debido a la falta de energía eléctrica.
El incendio, aparentemente provocado por el uso de las veladoras, fue sofocado con agua a presión. Aunque no se registraron heridos, este incidente ha reavivado la indignación sobre los hechos que llevaron a este inmueble a quedar en abandono: el desalojo de dos ancianos en agosto de 2022.
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Un desalojo cuestionable
El caso comenzó el 25 de agosto de 2022, cuando elementos de la Policía Ministerial desalojaron a Rosa María Guerra Aldana y su esposo de este domicilio. La acción se justificó con base en una escritura que supuestamente acreditaba un cambio de titularidad del inmueble. Durante el desalojo, Rosa María, de avanzada edad, sufrió una caída mientras recogía sus pertenencias, lo que complicó su estado de salud y eventualmente resultó en su fallecimiento el 12 de diciembre.
Desde el inicio, vecinos y medios cuestionaron la legitimidad del procedimiento, y aunque en ese momento no había pruebas claras de irregularidades, la historia dio un giro con la aparición de documentos que evidencian posibles fraudes.
Las inconsistencias legales
La escritura presentada en el desalojo, protocolizada el 14 de mayo de 1990 en la Notaría Número 2 de Poza Rica por la Lic. Rosa Elena del Toro Granillo (QEPD), contiene una carta donde Jesús Guerra Aldana (QEPD) cede los derechos del terreno a sus hermanos. Sin embargo, un análisis detallado del documento expone dos inconsistencias graves:
1. Error en el nombre del beneficiario principal: El documento menciona a «Julio Guerra Aldana», pero el nombre correcto es Julián Guerra Aldana, como consta en su acta de nacimiento.
2. Falsificación en la firma: Julián no sabía firmar, y todos sus documentos oficiales llevan su huella digital. Esto pone en duda la autenticidad del documento presentado.
Estas irregularidades sugieren que el desalojo se realizó con documentos falsificados, lo que generó una ola de indignación en la ciudad.
Un final indignante
A más de tres años del desalojo, la casa que alguna vez fue hogar de Rosa María y su esposo ahora está abandonada y en malas condiciones. El reciente incendio no solo pone en evidencia el deterioro físico del inmueble, sino también el impacto de las decisiones cuestionables que llevaron a su desocupación.
Este caso, más allá del terreno en disputa, se ha convertido en un símbolo de cómo la ambición y el abuso pueden destruir familias. La comunidad tuxpeña exige justicia para Rosa María Guerra Aldana y su esposo, víctimas de un sistema que muchas veces favorece a los más poderosos en detrimento de los más vulnerables.