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El enemigo en casa

El enemigo en casa

ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

Extraño caso sin duda el del contralor del gobierno del estado de Veracruz, Ricardo García Guzmán, quien del limitado archivo de su memoria dispone de los expedientes de quienes considera culpables del quebranto económico del estado.

 

García Guzmán sin mayores elementos que los que su testimonio le dicta, va tomando uno a uno los nombres de quienes actuaron de manera ilícita.

El contralor no cuenta con un método para encontrar culpables ni sigue una investigación seria para dar con ellos. Esas no son sus atribuciones.

Señala a dos funcionarios primero, al ver que esos no tienen datos o pruebas en su contra, inculpa a otros siete y asegura tener a más en la lista, pero primero se asegura de no ser implicado en los actos que resalta.

Lo que no dice es que esos nombres son producto de su propio testimonio al llegar en julio de 2014 a la Contraloría.

Testimonios que calló en su momento y de los que se hizo cómplice no sólo por omisión, al permitir que se hiciera lo que se les viniera en gana a los funcionarios públicos, sino que debió cobrar, por lo menos derechos de peaje a los millones que pasaban por sus ojos y sus manos hacia los bolsillos de quienes ahora acusa.

Así, dentro de esa forma de ver la justica, a partir de ser una mala imitación de testigo protegido, señala a los culpables de acuerdo a lo que su memoria, no su conciencia, le dicta. Lo que el chantaje y la presión le permite, lo que su interés le impone como una manera muy particular de ver la justicia y la legalidad.

Como si tuviera la conciencia limpia García Guzmán, saca del archivo secreto de su memoria otros cuatro implicados en la quiebra de la entidad, responsables, según asegura por un presunto desvío de recursos públicos de aproximadamente 600 millones de pesos.

Así, conduce al banquillo de los acusados al ex titular de la Tesorería de la Secretaría de Finanzas y Planeación y actual diputado federal del PRI, Antonio Tarek Abdalá Saad, inhabilitado por 10 años para desempeñar un cargo en el servicio público; al ex subsecretario de Finanzas, Carlos Aguirre Morales, y la ex subdirectora de Administración Financiera de la Tesorería de la Sefiplan, Carolina Estrada Acosta y a Alejandro Morales Reyes, encargado de la Dirección General de Aeronáutica, acusado del presunto delito de incumplimiento del deber legal, debido a que se negó a entregar información solicitada por la Contraloría interna.

No hay quinto malo y ese es Vicente Benítez González, ex tesorero y ex subsecretario de Desarrollo Social de Veracruz, pero él interpuso una demanda de amparo contra una posible orden de presentación o detención girada en su contra por la PGR. Es denominado Señor de las maletas y flamante diputado local.

La Contraloría veracruzana presentó esas cuatro denuncias penales ante la Fiscalía General, porque los tres ex colaboradores y el servidor público en activo no comprobaron el correcto uso de recursos públicos y por entorpecer las investigaciones.

Antonio Tarek Abdalá, acusado del delito de abuso de autoridad al no comprobar el uso de 315 millones 627 mil pesos, y a Aguirre Morales por un presunto desvío de 16 millones 981 mil pesos, misma cantidad por la que es señalado Estrada Acosta.

A Alejandro Morales Reyes, la Contraloría General del estado le atribuye el incumplimiento de la presentación de información solicitada a la Dirección General de Aeronáutica de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Además, el juez admitió a trámite la demanda de amparo presentada en el Juzgado Quinto de Distrito de Veracruz bajo el expediente 1103/2016, por el ex tesorero de Duarte, Vicente Benítez. En octubre, había tramitado una primera demanda de amparo por los mismos hechos, pero el juez negó conceder una suspensión definitiva.

Entre los señalados por el autodenominado paladín de la justicia veracruzana, se encuentra, Carlos Aguirre Morales, ex subsecretario de Finanzas, quien solicitara a la justicia federal congelar cualquier orden de aprehensión que exista en su contra. Para lo cual promovió el amparo 735/2016 ante el Juzgado Segundo de Distrito en Xalapa, el cual le concedió la suspensión provisional contra mandamientos ministeriales o judiciales.

Aguirre renunció el 24 de junio de 2015 como subsecretario de Egresos de la Secretaría de Finanzas y Planeación y, poco después, la Contraloría del estado dio a conocer que había sido inhabilitado por 3 años para desempeñar cargos públicos, por supuestas irregularidades en el ejercicio de recursos.

Antes de haber sido subsecretario, Aguirre fue tesorero y director general de Programación y Presupuesto, así como jefe de departamento de Participaciones a Municipios y encargado de despacho de la Sefiplan, durante el sexenio de Fidel Herrera. Hombre de todas las confianzas de Herrera Beltrán.

Los primeros señalados por el Contralor, que quiere hacerle al héroe siendo uno de los villanos de este teatro fueron Salvador Manzur Díaz y Tomás Ruiz González, ex subsecretarios de Finanzas, así como Gabriel Deantes Ramos, secretario del Trabajo en la entidad, y José Francisco Díaz Valenzuela, actual titular del Órgano Interno de Control de la secretaría de Educación de Veracruz.

Carlos Aguirre Morales es Contador y Maestro en Contabilidad y Gestión Gubernamental por la Universidad Veracruzana; entró a la Secretaría de Finanzas y Planeación en 1987 como Analista Sectorial en la Dirección de Egresos y finalmente saldría en 2015 de la misma área.

Aguirre Morales en sus inicios repartía tortillas en una moto en Xalapa. Ahora se dice que conoce las entrañas de Sefiplan.

Así, dentro de este esquema singular, hace casi un año, el 22 de noviembre de 2015, el ex titular de la Secretaria de Finanzas y Planeación del estado de Veracruz, Mauricio Audirac Murillo, fue inhabilitado por 10 años para ocupar algún cargo público debido a que no solventó las observaciones realizadas a su administración de los fondos financieros comprendidos entre los años 2008-2011.

Ricardo García Guzmán, contralor General del Estado, quien sustituyera a Audirac en la Contraloría del gobierno veracruzano en 2014, dijo que no se descarta la posibilidad de que se emprenda algún tipo de denuncia penal debido a la misma situación financiera.

Audirac Murillo desempeñó el cargo de Auditor General del Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz del 2006 al 2012, en el cual intentó reelegirse, pero sus malos antecedentes no se lo permitieron, se caracterizó por contratar despachos contables privados para auditar presidencias municipales, cuando en el Orfis, existe la estructura suficiente para realizar estos trabajos; con el pretexto de la imparcialidad en las tareas hizo a un lado la calidad y precisión del organismo que encabezaba, para entregarlas a sus propios despachos, de amigos y familiares.

Audirac Murillo fungió como Secretario de Finanzas del estado de Veracruz en julio del 2014 y presentó su renuncia el 12 de marzo de 2015 en medio de señalamientos.

Es decir, García Guzmán actúa como si no debiera nada, pero de pronto le gana su inclinación hacia los excesos, no puede esconder su tendencia a los abusos y hace un par de días mostró lo cariñoso que puede ser como padre al cerrar el restaurante El Asadero Cien de El Tejar para festejar que su hijo, Rodrigo García Escalante, orgullo de su nepotismo, tomó protesta como diputado local, en lo que parecería ser una dinastía del disimulo y la parcialidad administrativa.

El hijo comenzó a crear sus propias redes de complicidad al invitar a más de 150 personas a este acto que debió ser dedicado al análisis de la realidad veracruzana y no al despilfarro y la desvergüenza.

García Guzmán no está libre de culpa, mantiene distraídas a las autoridades señalando a culpables, pero cuando éstos quieran implicarlo lo harán sin duda y con pruebas.

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