Tuxpan, Ver.- Tragedia en el libramiento Adolfo López Mateos de Tuxpan, donde una mujer taxista atropelló y mató a un ciclista la noche del miércoles. La víctima, identificada como Marco Antonio «X», de 63 años, se desempeñaba como albañil.

El fatal incidente ocurrió a la altura de la calle Antonio Plaza, en la colonia Azteca. El ciclista fue arrollado por un taxi con el número económico 1512, el cual no contaba con placas. La conductora responsable, de la cual no se proporcionaron detalles, fue detenida en el lugar y posteriormente remitida ante las autoridades ministeriales para enfrentar las consecuencias legales correspondientes.

Carnicería Sandy

Los paramédicos de la Cruz Roja Mexicana llegaron rápidamente al sitio y brindaron atención médica a la víctima. A pesar de los esfuerzos por salvar su vida, Marco Antonio falleció mientras era trasladado al Hospital IMSS Bienestar Emilio Alcázar de Tuxpan.

Las autoridades municipales de tránsito aseguraron el vehículo de alquiler involucrado en el accidente y lo enviaron al corralón, mientras se llevan a cabo las investigaciones pertinentes para determinar las responsabilidades.

La comunidad local ha expresado su consternación por este trágico suceso, y se espera que las autoridades correspondientes lleven a cabo una exhaustiva investigación para esclarecer los hechos y garantizar que se haga justicia en este lamentable incidente vial.

En una noche oscura y llena de desdicha, una mujer taxista se convirtió en la portadora de la muerte para un ciclista desprevenido. El infortunio se llevó consigo a un humilde y anciano albañil de nombre Marco Antonio «X», de 63 años, dejando un rastro de dolor y preguntas sin respuesta.

El escenario de esta tragedia se ubicó en la intersección con la calle Antonio Plaza, enclavada en la colonia Azteca. Allí, el destino cruzó los caminos del ciclista y el taxi sin placas, cuyo número económico, el 1512, quedó grabado en la memoria de aquellos testigos desafortunados que contemplaron el fatídico choque.

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La misteriosa conductora del vehículo de alquiler, cuyos detalles las autoridades se han negado a revelar, fue aprehendida en el mismo lugar donde la vida del infortunado ciclista se desvaneció en un parpadeo. Sus pasos la condujeron directamente a las garras de la justicia, pues fue remitida a las autoridades ministeriales para que enfrentara las consecuencias de su mortal acto.

Mientras tanto, los valientes paramédicos de la Cruz Roja Mexicana se afanaron en brindar asistencia médica al desdichado. Sin embargo, sus esfuerzos resultaron inútiles frente a la implacable mano del destino. El destino que, con mano fría y sin piedad, lo arrebató de este mundo mientras era trasladado en la ambulancia hacia el Hospital Emilio Alcázar, cuyas puertas nunca recibieron el último aliento del albañil.

El caos reinó en aquel rincón de Tuxpan. Mientras los corazones se llenaban de pesar y la tristeza se apoderaba de las calles, las autoridades de tránsito municipal tomaron medidas para salvaguardar la evidencia. El taxi, convertido en un símbolo de muerte y desolación, fue asegurado y enviado al corralón, a la espera de las pesquisas necesarias para desentrañar las sombras de la responsabilidad.

La comunidad, sumida en el lamento y el desconcierto, clama por respuestas. Buscan el consuelo en una investigación exhaustiva que permita arrojar luz sobre este oscuro episodio y que los culpables, si es que existen, paguen por sus acciones. En medio del dolor, la esperanza de justicia se erige como una llama vacilante, guiando los pasos de aquellos que ansían respuestas y anhelan que el nombre de Marco Antonio no sea perdido en el vasto océano del olvido.