Rebuznar
¿Nunca sintió ganas de silenciar para siempre a un chofer impertinente por el estruendo que hacía con su bocina?
Cuando le ocurra de nuevo, recuerde que bocinar y rebuznar tienen la misma etimología, y verá cómo su indignación cede lugar a un sentimiento de pena -que es más saludable- por el infeliz conductor.
En efecto, el verbo que usamos para expresar el estridente sonido emitido por el asno, el rebuzno, proviene del verbo latino bucinare, formado a partir de bucina o buccina ‘trompeta’, ‘bocina’. En la Edad Media se utilizó bucina para referirse al cuerno que tocaban los pastores o al instrumento de viento derivado de la trompa. A comienzos del siglo XX, en español se adoptó bocina como denominación de la corneta de los automóviles, pero desde los albores de nuestra lengua se llamó rebuzno al sonido emitido por el burro.
Rebuznar aparecía ya en el Diccionario latino-español, de Nebrija, y rebuzno fue recogido en la primera edición del Diccionario de la Academia (1726), que lo definía así:
La voz o sonido bronco y desapacible, que forma el asno, con diferentes altos y baxos: lo que regularmente hace cuando quiere comer, o está à vista de la hembra. Se toma festivamente por cantar mal.