El Amor en los Tiempos del CORONAVIRUS
La cuarentena… cási Ochentena a la que algunos están sometidos les deja tiempo para muchas cosas, entre ellas tiempo para reflexionar y conocerse a uno mísmo.
Ésta novela está dedicada al verdadero amor. Si no la has leído, estes o no en cuarentena deberías echarle un ojo y dedicar un tiempo para disfrutar de la obra completa…
El colombiano Gabriel García Márquez escribió la novela «El amor en los tiempos del cólera» en el año de 1985, Si bien en la novela no se menciona el nombre de la ciudad y los años exactos del transcurrir de la vida de los protagonistas, si existen varias referencias a personajes y eventos históricos muy precisos que permiten situarla en un contexto geográfico e histórico. Entre estas referencias destacan la historia del ataque al Galeón San José y su naufragio en el mar Colombiano con un tesoro hundido.
A continuación te presentamos un precioso extracto de ésta obra que encaja perfectamente en lo que estamos viviendo ahora, la lectura tal vez te de alguna esperanza…
Novela Completa
La novela se inspiró en la forma en que se desarrolló la relación de los padres de García Márquez. Para escribirla se entrevistó durante varios días con sus padres, cada uno por separado, para encontrar más detalles de cómo iba a escribir la novela.
-Capitán, el niño está preocupado y muy incómodo debido a la cuarentena que el puerto nos impuso.
– ¿Qué te preocupa, muchacho? ¿No tienes suficiente comida? ¿No duermes lo suficiente?
– No es eso, Capitán. No puedo soportar no poder desembarcar y abrazar a mi familia.
– Y si te dejan salir del barco y se contaminan, ¿cargarías con la culpa de infectar a alguien que no puede soportar la enfermedad?
– Nunca me lo perdonaría, pero para mí inventaron esta plaga.
– Puede ser, pero ¿y si no fue inventado?
-Entiendo lo que quiere decir, pero me siento privado de mi libertad, Capitán, me privaron de algo.
– Y tu te privas aún más de algo.
-¿Está jugando conmigo?
– De alguna forma. Si te privas de algo sin responder adecuadamente, habrás perdido.
-¿Entonces quieres decir, como dices, que si me quitan algo, para ganar debo privarme de otra cosa?
– Exactamente, yo hice cuarentena hace 7 años atrás…
– ¿Y de qué te tuviste que privar?
– Tuve que esperar más de 20 días en el barco. Habia meses en que ansiaba llegar al puerto y disfrutar de la primavera en tierra. Hubo una epidemia. En Porto Abril, se nos prohibió bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentí como tu. Pronto comencé a enfrentar esas imposiciones usando la lógica. Sabía que después de 21 días de este comportamiento se crea un hábito, y en lugar de quejarme y crear hábitos desastrosos, comencé a comportarme de manera diferente a los demás.
Empecé con la comida. Me propuse comer la mitad de lo habitual. Luego comencé a seleccionar los alimentos más digeribles, para no sobrecargar el cuerpo. Comencé a nutrirme con alimentos que, por tradición histórica, habían mantenido al hombre sano.
El siguiente paso fue agregar a esto una purificación de pensamientos no saludables y tener pensamientos cada vez más elevados y nobles. Me propuse leer al menos una página cada día de una discusión que no conocía. Me puse a hacer ejercicios en el puente del barco.
Un viejo hindú me había dicho hace años que el cuerpo mejoraba al retener la respiración. Me puse a respirar profundamente cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían alcanzado tal capacidad y fuerza.
La tarde fue la hora de la oración, el momento de agradecer a una entidad por no haberme dado, como destino, privaciones graves durante toda mi vida.
El hindú también me había aconsejado que tuviera la costumbre de imaginar que la luz entraba en mí y me hacía más fuerte. También podría funcionar para los seres queridos que estaban lejos, por lo que también integré esta práctica en mi rutina diaria en el barco.
En lugar de pensar en todo lo que no podía hacer, estaba pensando en lo que haría una vez que llegara a tierra firme. Visualizando las escenas de cada día, las vivia intensamente y disfrutaba de la espera. Todo lo que podemos obtener en seguida, rápido, no es interesante. Esperar sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso. Me privé de comidas ricas, botellas de ron y otras delicias. Me habían privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de practicar el ocio, de pensar solamente en lo que me estaban privando.
– ¿Cómo terminó, Capitán?
– Adquirí todos esos nuevos hábitos. Me dejaron bajar del bote mucho más tarde de lo esperado.
-¿Te privó de la primavera, entonces?
– Sí, ese año me privaron de la primavera y muchas otras cosas, pero aún así florecí, llevé la primavera dentro de mí y nadie me la puede quitar…