COLUMNA MOLE DE GENTE -DESPRECIO-
No puede haber más daño para la imagen de un mandatario, que el desprecio y la falta de respeto hacia su investidura. La indignación que viven los mexicanos con el caso Ayotzinapa, que suma a otras omisiones que los gobernantes han tenido contra el pueblo de México, llegó al límite. Tienen que entenderlo y rectificar. El desprestigio que se ganó EPN con el suceso de la casa blanca es considerable. La Gaviota “renunció a su propiedad” porque no le quedo de otra. Mala actriz, no disimulaba su rabia, difundió un video en redes sociales para informarlo. Lo que se supone aclararía el vocero presidencial, lo hizo la Rivera con pena ajena. Sin embargo hay que admitir que éste podría ser el camino a seguir: la rectificación. No es mal venida, al contrario, y debiera ser la pauta para que todos aquellos funcionarios públicos, con enriquecimiento inexplicable, se les exija cuentas de sus bienes y regresen lo mal habido. *** Parece que les empieza a caer el veinte y Peña Nieto quiere tomar el mando. No se ve difícil si actúa con hombría y valentía. Esto es meter orden en todo, como la corrupción. Hay gobernadores, ex gobernadores, alcaldes, funcionarios públicos y demás del aparato burocrático y sindical que se deben poner en la balanza. Todos aquellos corruptos, ineptos, insensibles, con lazos con la delincuencia organizada deben ser destituidos. Han actuado con desprecio hacia sus mandantes, olvidando que son servidores públicos y que se les paga con nuestros impuestos. Mandamos que sean despedidos y que nadie más con estigmas parecidos llegue ocupar ni siquiera cargos de limpieza. Es el momento de la ciudadanía y no se puede desperdiciar la oportunidad. No se debe. *** “Estamos ante las mas grave crisis que ha enfrentado el México post- revolucionario, ya que se evidencia, sin atenuantes, el agotamiento del régimen político. La acción pública retardada, inconexa y contradictoria, la desconexión del discurso político con exigencia social en la calle, la persistencia del pacto de impunidad entre la clase política, la servidumbre de la Suprema Corte para desdeñar las consultas populares, la rapiña de los partidos frente a la tragedia, las denuncias mutuas de la izquierda mexicana y la incapacidad del Ejecutivo mexicano para esclarecer los hechos con prontitud revelan una clase dirigente diminuta frente a la magnitud de los acontecimientos. Las escenas dolientes y airadas de los padres normalistas, así como la aparición de una prensa libre, han coadyuvado poderosamente al descubrimiento de los hechos que anuncian una primavera mexicana. Del otro lado, la inútil persistencia de una estrategia de seguridad que cada día cobra un número mayor de víctimas civiles, así como la penetración manifiesta del crimen organizado en todas las esferas de poder, condensan la podredumbre del aparato político. Definen, con todas sus características, la existencia de una crisis de estado. Nadie ha encontrado ahora soluciones precisas para este derrumbe, pero a la ciudadanía le corresponde buscarlas sin claudicaciones. Si el sistema político ha exhibido su pequeñez, la sociedad debiera empeñarse en mostrar su grandeza. No se trata solamente de la renovación de la clase gobernante sino de la reinvención del Estado democrático”, en la tesis de Porfirio Muños Ledo. *** Aquí en Veracruz, continúan las llamadas telefónicas de extorsión que tanto dañan la salud física y síquica de quienes las reciben. Lo más delicado es que las escuelas también son objetivo y mientras reconocen sin son verdad o mentira, el caos es latente. Se tiene que actuar inmediatamente. Hay que devengar el carísimo sueldo del secretario de seguridad, en minúsculas como dice mi ex jefe de información Rafael Loret de Mola, en la revista Impacto. *** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.
Facebook Comments Box