El Partido Revolucionario Institucional (PRI) convocó a una rueda de prensa hoy temprano en el Restaurante Antonios, con un mensaje que mezcla nostalgia, autocrítica y una dosis de optimismo que, francamente, suena más a deseo que a realidad. Mario Alberto Martínez Zapata, presidente del comité municipal, habló con la convicción de quien busca resucitar un proyecto que muchos consideran moribundo. “Hay un PRI limpio, ya se barrió la casa y se fueron los que se tenían que ir”, afirmó, mientras invitaba a la ciudadanía a sumarse a un partido que, según él, está listo para la contienda electoral de 2025. Pero, ¿es este un renacimiento genuino o solo un intento desesperado por mantenerse relevante?
El discurso de Martínez Zapata tiene un tono que oscila entre la confianza y la cautela. Por un lado, asegura que el PRI está preparado para competir por la presidencia municipal de Tuxpan, sin coaliciones, con “los verdaderos priistas”. Por otro, reconoce que la tarea no será fácil. No es para menos: el partido que alguna vez dominó la política mexicana a nivel federal, estatal y municipal hoy lucha por recuperar la confianza de un electorado desencantado. La mención de “barrer la casa” es una admisión implícita de los errores del pasado, pero también un recordatorio de que el PRI carga con un historial que no se borra con una escoba.
La rueda de prensa dejó entrever las tensiones internas y las incógnitas que aún persisten. No hay candidato definido, solo la promesa de que pronto se decidirá si será hombre o mujer, en función de lo que acuerden con la dirigencia estatal. Los nombres de posibles aspirantes flotaron en el aire —Ezequiel Flores, Rolando Núñez, el propio Martínez—, pero nadie se atreve a dar un paso firme. “Estamos en el análisis de saber quién es la mejor opción”, dijo el presidente del comité, lo que sugiere que el consenso está lejos de alcanzarse. En un municipio donde otros partidos ya hacen precampaña, esta indefinición podría ser una debilidad fatal.
Martínez insistió en que el PRI está abierto a candidaturas ciudadanas, una medida aprobada hace años en su Asamblea Nacional, y que no busca solo militantes, sino a cualquier ciudadano de bien con una trayectoria limpia. Es un guiño a la modernización, pero también una señal de pragmatismo: con apenas 1,200 militantes registrados en Tuxpan, el partido necesita desesperadamente ampliar su base. Los 5,400 o 5,500 votos efectivos que asegura haber obtenido en la elección pasada son un punto de partida, aunque insuficiente sin un candidato carismático que despierte entusiasmo.
El evento tuvo sus momentos de candor. Cuando le pregunté por un posible candidato de la comunidad LGBT, Martínez respondió con un “que sepamos, no” que sonó más a improvisación que a certeza, seguido de un tibio “pero podría darse la oportunidad”. Es un reflejo de un partido que quiere proyectarse como inclusivo, pero que aún no sabe cómo navegar las demandas de una sociedad más diversa y exigente.
El PRI Tuxpeño apela a su historia —tres expresidentes municipales presentes en la sala como testigos de un pasado glorioso, y otro que se fue antes de que comenzara la rueda de prensa— mientras promete un “rostro nuevo” y un “aliento más”. Es una contradicción que no pasa desapercibida. Hablar de unidad y de “regresar a casa” suena bien, pero el “chapulineo” de figuras priistas hacia Morena, mencionado por un periodista, sigue siendo una herida abierta. Martínez lo reconoció con franqueza: “Ninguno hemos estado exentos”. Sin embargo, su invitación a reintegrarse al partido difícilmente convencerá a quienes ya encontraron refugio en otros colores.
En mi opinión, el PRI no está muerto, como insiste Martínez, pero tampoco parece plenamente vivo. En Tuxpan, su futuro dependerá de si logra traducir estas palabras en una propuesta concreta y un liderazgo que conecte con la gente. Por ahora, el dinosaurio sigue respirando, pero el oxígeno escasea. La elección de 2025 será su prueba de fuego. ¿Podrá el PRI demostrar que aún tiene algo que ofrecer, o será este el epitafio de un partido que no supo adaptarse a los tiempos? Solo el tiempo, y los votantes, lo dirán.
Nota para escribir en la servilleta de La Piqueta:
Ana Alicia Pérez Díaz, presente a la derecha de CAPETO y candidata a Presidente Municipal en la elección de 2021 por el partido Unidad Ciudadana –partido que perdió el registro en 2022 junto con Podemos, Encuentro Solidario, Redes Sociales Progresistas, Cardenista, y Todos por Veracruz por no alcanzar el 3 por ciento de la votación total durante esa elección- probablemente sea la abanderada del TRICOLOR para la presidencia municipal en este PELO 2025. Ella es hija del Ex-presidente Manuel Pérez y Martínez, quién también se encontraba en la rueda de prensa como invitado.
