El Abandono de la Unidad Deportiva de Naranjos Amatlán: Un Reflejo de la Falta de Compromiso de Pepe Banda
Naranjos Veracruz | En un lamentable giro de los acontecimientos, la Unidad Deportiva del municipio de Naranjos Amatlán, Veracruz, ha sido convertida en un potrero, custodiado día y noche por policías municipales.
En lugar de ser un espacio donde los jóvenes y la comunidad pudieran practicar deporte y fomentar hábitos saludables, ahora es un terreno abandonado, invadido por una manada de caballos, supuestamente propiedad del comandante de la Policía Municipal.
Las imágenes que circulan por las redes sociales, enviadas presuntamente por los mismos policías cansados de su peculiar tarea, son un claro testimonio de la negligencia y el abandono que sufre esta instalación. Lo que antes era un campo de fútbol, vibrante y lleno de vida, ahora se presenta desolado y en desuso.
Este triste panorama no solo refleja la desidia de Pepe Banda, sino también la falta de compromiso de los gobiernos, independientemente de su filiación partidista, en promover el deporte y el bienestar de sus ciudadanos. En lugar de invertir en el mantenimiento y mejora de instalaciones deportivas, se permite que estas caigan en el olvido y se desvirtúen de su propósito original.
El deporte es un pilar fundamental para el desarrollo de una sociedad sana y activa. Proporciona a los jóvenes una alternativa positiva, alejándolos de malos hábitos y conductas delictivas. Sin embargo, parece que en Naranjos Amatlán, estas consideraciones han sido relegadas al último lugar en la lista de prioridades.
Es imperativo que las autoridades tomen cartas en el asunto -no las muncipales, se ve que a esas no les importa-. No se trata solo de recuperar un espacio deportivo, sino de rescatar un punto de encuentro para la comunidad, un lugar donde se forjan valores y se construye el futuro. La situación actual de la Unidad Deportiva es un síntoma de un problema más profundo: la falta de visión y de interés por parte de quienes deberían estar trabajando para el bienestar común.
Es momento de exigir a nuestros gobernantes que cumplan con su deber de fomentar el deporte y proporcionar a la ciudadanía los espacios necesarios para su desarrollo. La situación en Naranjos Amatlán no debe repetirse en otros lugares; debe servir como una llamada de atención urgente para todos los niveles de gobierno. El abandono no puede ser la norma, y el deporte no debe ser una víctima más de la indiferencia y la negligencia.