Tragedia en Playa Cortés: Joven Turista del Estado de México Muere Ahogada
Tuxpan Veracruz | El sol descendía lentamente sobre Playa Cortés, bañando la arena en tonos dorados. Las olas susurraban un trágico secreto, llevando consigo la historia de una vida truncada demasiado pronto. Belén Tovar Lorenzo, una joven de tan solo 21 años, había viajado desde el Estado de México buscando la paz y la alegría que el mar ofrece, sin saber que el destino le tenía preparado un cruel desenlace.
Eran las últimas horas de la tarde cuando Belén, una muchacha llena de sueños y esperanzas, decidió zambullirse en las aguas que bañan la playa de Tuxpan. Nadaba con la despreocupación de quien se siente en casa en la vastedad del océano atlántico. Sin embargo, la marea, traicionera y silenciosa, la atrapó en sus frías garras y la arrastró hacia una zona profunda. Luchó con todas sus fuerzas, pero el mar no mostró misericordia.
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La alarma se propagó rápidamente entre los bañistas, y pronto, rescatistas se apresuraron a socorrerla. Aplicaron técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) con desesperación y esperanza, sus manos tratando de devolver la vida a un cuerpo que el océano se negaba a soltar. Pero el esfuerzo fue en vano. Belén nunca volvió a abrir los ojos.
La noticia de su muerte se esparció como un lamento colectivo, y la playa, antes llena de risas y juegos, se sumió en un silencio respetuoso. Policías municipales acordonaron la zona, protegiendo el lugar donde una vida había sido arrebatada por las olas. Las autoridades ministeriales fueron convocadas para llevar a cabo el levantamiento del cuerpo, y la presencia de peritos criminalistas y policías ministeriales añadió un aire de solemnidad al procedimiento.
El cuerpo sin vida de Belén fue trasladado al Servicio Médico Forense (SEMEFO), donde una necropsia confirmaría lo que ya todos temían: el mar, en su inmensidad indiferente, había cobrado una víctima más.
La tragedia de Belén Tovar Lorenzo, una joven llena de vida y sueños, quedará grabada en la memoria de Playa Cortés. Un recordatorio sombrío de que la naturaleza, en su belleza infinita, también puede ser despiadada.
La Pirri