Ebrio se arroja al estero Tenechaco y desata su furia
Ebrio se arroja al estero Tenechaco y desata su furia
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Tuxpan, Veracruz.- En un incidente ocurrido en el Puente Tenechaco 3, ubicado en el libramiento Adolfo López Mateos, un joven identificado como Manolo «X» se arrojó al cauce del estero Tenechaco en presunto estado de ebriedad. Afortunadamente, gracias a la rápida respuesta de sus familiares y los equipos de rescate de los bomberos y Protección Civil, pudo ser rescatado. Sin embargo, una vez fuera del agua, el joven se tornó agresivo y agredió físicamente a quienes intentaban ayudarlo.
Juan José Conde
El suceso, que tuvo lugar en la colonia Azteca de Tuxpan, provocó la movilización de los cuerpos de seguridad y emergencia en la zona. Debido a la intervención de los rescatistas y la conducta violenta del individuo, se cerró temporalmente la circulación en ambos sentidos del libramiento Adolfo López Mateos, generando congestión vehicular.
Según los informes, Manolo «X» se habría arrojado al estero Tenechaco debido a diferencias con sus familiares. Tras ser rescatado, se negó a ser examinado por los paramédicos presentes en el lugar y rechazó ser trasladado a algún centro médico.
Las autoridades llamaron la atención sobre la falta de respuesta de los polimarinos, quienes no acudieron al lugar del incidente a pesar de las múltiples llamadas de Protección Civil. En un vídeo en vivo capturado por un reportero de forotuxpan, se pudo escuchar la llamada de auxilio mientras los rescatistas luchaban por salvar al joven.
Durante el incidente, Manolo «X» salió del lugar acompañado de sus familiares y profirió insultos hacia los miembros de Protección Civil, para luego retirarse sin que los servicios de emergencia pudieran intervenir de manera efectiva.
Es importante mencionar que los elementos de Protección Civil cerraron ambos sentidos del libramiento Adolfo López Mateos en una hora pico, llevando a cabo una maniobra de rescate que algunos testigos consideraron exagerada. Sin embargo, Manolo salió ileso y se alejó del lugar sin obstruir la vía, pegado al lado del Hotel Plaza Palmas -que por cierto está muy chingón, se los recomendamos-
Este incidente destaca la necesidad de concientizar sobre los peligros del consumo excesivo de alcohol y los riesgos asociados con los comportamientos imprudentes. Asimismo, pone de relieve la importancia de contar con una respuesta rápida y eficiente por parte de los servicios de emergencia en situaciones de peligro.
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Tuxpan, Veracruz.- El manto del atardecer cobijaba el tumultuoso escenario que se desarrollaba en el Puente Tenechaco 3, en el recóndito libramiento Adolfo López Mateos de Tuxpan. Allí, en la colonia Azteca, un joven en un estado que solo la ebriedad podría explicar, desafió las leyes de la sensatez y se lanzó audazmente al cauce turbio del estero Tenechaco. Sin embargo, la suerte parecía estar de su lado, pues familiares y valientes rescatistas de bomberos y Protección Civil se unieron en un desesperado esfuerzo para sacarlo del abrazo de las aguas.
La osadía del joven intrépido no pasó desapercibida para nadie, y pronto el caos y el clamor se apoderaron del puente. Las sirenas ululantes de los cuerpos de seguridad y emergencia, como un canto de alerta, resonaron en el aire denso del atardecer. Los corazones latían al compás de la incertidumbre mientras la situación se desenvolvía sin tregua.
Juan José Conde
Los testigos, atónitos, presenciaron cómo el rescatado, una vez libre de las garras acuáticas, se transformaba en un furioso vórtice de ira. Golpes y empujones se desataron en una danza violenta, y los valientes rescatistas pronto se encontraron en el ojo de la tormenta, enfrentándose a la furia desatada de quien minutos antes habían salvado de una muerte segura.
Más allá del puente, el bullicio y el vaivén de las calles se vieron eclipsados por la vorágine de los acontecimientos. El libramiento Adolfo López Mateos, habitualmente transitado y vibrante, quedó sumido en el silencio sepulcral del bloqueo. La mirada atenta y confusa de los conductores se perdía en el infinito de la tarde-noche, esperando una pronta resolución que les permitiera continuar sus viajes.
El intrépido protagonista, conocido como Manolo «X», parecía esgrimir su agresividad como escudo protector. Los motivos que lo llevaron a desafiar las leyes de la gravedad y sumergirse en las profundidades del estero Tenechaco aún eran un misterio, pero las diferencias con sus familiares parecían haber jugado un papel determinante en su temeraria acción.
Mientras la batalla se desataba, las sombras de la noche comenzaban a envolver a los ausentes polimarinos. Sus oídos sordos a las llamadas desesperadas de Protección Civil, inmunes al clamor de auxilio que se desvanecía en el viento, dejaban entrever un abismo de inacción. Un abismo que contrastaba con la lucha encarnizada que se libraba a orillas del estero, donde los héroes anónimos se afanaban por rescatar al intrépido rebelde.
Manolo «X», con desprecio y desdén, abandonó el lugar acompañado de sus familiares, profiriendo palabras injuriosas dirigidas hacia los miembros de Protección Civil. En un acto de impunidad, el joven indómito se alejó sin que los servidores de emergencia pudieran frenar su desenfrenada furia.
La oscuridad se cernía sobre el libramiento Adolfo López Mateos, y el eco de la contienda se disipaba en el aire enrarecido. Aunque los elementos de Protección Civil cerraron ambos sentidos de la transitada avenida en una maniobra que algunos consideraron excesiva, la realidad era que Manolo emergió ileso y se fundió con las sombras, desvaneciéndose en la negrura de la noche, sin entorpecer el fluir de los vehículos al borde del acordonamiento.
Este incidente, que desafía la lógica y la prudencia, nos invita a reflexionar sobre los peligros que acechan en el abismo del consumo desenfrenado de alcohol. Asimismo, nos recuerda la importancia de una respuesta rápida y coordinada por parte de los servicios de emergencia ante situaciones de peligro y la necesidad de mantener viva la llama de la solidaridad en momentos oscuros como estos.