Ramiro Romero Ortiz: Orgullo tuxpeño que conquistó el fútbol y hoy forma campeones en Estados Unidos
Redacción/Forotuxpan
Tuxpan, Veracruz, 12 de junio de 2025
En un rincón del norte veracruzano donde el río Tuxpan se abraza con el Golfo de México, nació un talento que marcaría época en el fútbol nacional: Ramiro Romero Ortiz, tuxpeño de corazón y guerrero de la cancha, cuyo legado sigue creciendo más allá de las fronteras.
Nacido un 26 de enero, Ramiro forjó sus primeros sueños en los campos llaneros de su ciudad natal, como el del rastro, donde con un balón de por medio comenzó a perfilar una carrera que lo llevaría a lo más alto del balompié profesional. Su debut llegó en la temporada 1988-89 con el Cruz Azul, uno de los equipos históricos del fútbol mexicano, donde destacó por su garra, disciplina y un estilo de juego que no pasó desapercibido.
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Pero su impacto no se limitó a los estadios de la liga nacional. En 1987, Romero representó a México en el Mundial Sub-17 en Canadá, anotando un gol que aún vive en la memoria de los aficionados. Años después, en los Juegos Panamericanos de La Habana 1991, formó parte del equipo mexicano que logró colgarse la medalla de plata, y también participó en las eliminatorias rumbo a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, defendiendo siempre con honor los colores de su país.
No obstante, como todo gran referente del deporte, su vocación trascendió las canchas. Actualmente, Ramiro radica en Los Ángeles, California, donde dirige a los jóvenes talentos del equipo Chivas Jr. USA. Con la misma pasión que lo caracterizó como jugador, ahora guía a nuevas generaciones, inculcándoles no solo técnica, sino valores y sueños.
Su historia es prueba de que el talento tuxpeño puede brillar en cualquier lugar del mundo. Con esfuerzo, humildad y una visión clara, Ramiro ha logrado ser mucho más que un futbolista: es un formador, un ejemplo y una fuente de orgullo para Tuxpan.
En una época donde los referentes deportivos son más necesarios que nunca, Ramiro Romero Ortiz nos recuerda que los sueños sí se cumplen, y que desde este puerto veracruzano se puede llegar a lo más alto, si se juega con el corazón.
¡Gracias, Ramiro, por enseñarnos que en Tuxpan también nacen campeones!
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