PASO EN LA VICENTE GUERRERO…
El marido llegó a su casa después de haber pasado dos semanas de viaje.
-¡Rosita! Vengo que no me aguanto de caliente, ve quitándote la ropa que te voy a hacer el amor como nunca en tu vida.
Entraron en la habitación, se metieron en la cama e hicieron el amor de manera salvaje, brutal, escandalosa.
Fue tal el ajetreo y el ruido de la cama, que al poco de empezar escucharon unos golpes fuertes al otro lado de la pared, acompañados por las voces del encabronado vecino:
-Ya está bien, ¿no?… ¡ya párenle! ¡No tienen llenadera! ¡Toda la pinche semana ha sido igual!… ¡chingada, madre!…