Nican Mopohua: LA OBRA DE TEATRO QUE CAMBIÓ A MÉXICO

Por el DOCTOR en historia Arno Burkholder de la Rosa.

Los mexicanos tenemos una relación curiosa con nuestro pasado, magnificamos algunas épocas y otras simplemente las olvidamos, para muchos compatriotas la gloria de este territorio se apagó un 13 de agosto de 1521 cuando Tenochtitlan fue destruida y súbitamente revivió el 15 de septiembre de 1810 cuando el cura Miguel Hidalgo comenzó un levantamiento que a la larga provoco la independencia y el surgimiento del estado Mexicano.

Pero ¿Qué sucedió entre esos dos periodos? ¿300 años en los que no pasó nada? Por supuesto que no.

La etapa Virreinal fue muy importante en México, durante esos siglos el territorio nacional se integró al mundo, recibió cultura, alimentos, costumbres, ideas, arte, economía, filosofía, religión y muchas cosas más que con el paso del tiempo se convirtieron en la cultura mexicana.

¿El virreinato fue una época de atraso, abusos y esclavitud?

Sin duda fue una época compleja, es cierto que se consolidó un nuevo poder con intereses y creencias muy distintas a las que existían antes, hubo una nueva distribución de las riquezas y las pandemias casi exterminaron a toda la población indígena, pero también fue una época de enorme crecimiento cultural, y de desarrollo de una sociedad llena de matices que sigue viva hasta el día de hoy.

Ignorar al virreinato de la Nueva España o creer que en esos 300 años todo fue horrible, nos condena a que sea difícil comprender como surgió la cultura mexicana y cuáles son esas características que influyen en nosotros hasta el día de hoy.

La necesidad de sentido, de un refugio emocional ante la muerte y la destrucción de lo que había sido su mundo también fue una de las razones del crecimiento de la iglesia católica en Nueva España.

Los primeros misioneros llegaron en 1524, con el apoyo de los gobernantes de los pueblos indios y de los encomenderos, los sacerdotes se encargaron de evangelizar a la población indígena, la cual poco a poco convino sus creencias originales con la nueva religión, no fue un proceso sencillo, los evangelizadores tuvieron que aprender las lenguas y la cultura de los indígenas, para evangelizar primero a los gobernadores y a sus familias y así contar con su apoyo al convertir al resto de la población indígena al catolicismo además destruyeron muchos códices e imágenes sagradas prehispánicas por considerarlas satánicas.

Uno de los grandes acontecimientos en la historia del catolicismo en México fue el inicio del culto a la Virgen de Guadalupe

Como señala el gran historiador Joaquín García Icazbalceta, entre 1528 y 1531 fue construida una ermita en el cerro del Tepeyac, al norte de la Ciudad de México, un sitio al que los pueblos indígenas acudían desde tiempos inmemoriales para adorar a una Diosa llamada Tonantzin, los españoles que pagaron la construcción de la ermita eran de la región de Extremadura en España y pidieron que a ese nuevo sitio de adoración se le llamara igual que al lugar religioso más importante de su tierra, Guadalupe.

Entre 1531 y 1556 la ermita fue visitada por muchos indígenas, aunque no era un culto importante. Todo esto cambio cuando el segundo arzobispo de la Nueva España Alonso de Montúfar le encargo a un pintor indígena llamado Marcos Cipac de Aquino que pintara una nueva imagen; Cipac de Aquino se inspiró en el Apocalipsis de San Juan para crear esa imagen y pintó una VIRGEN MORENA como la guadalupana española, pero con el cuerpo ligeramente inclinado hacia su derecha y las manos en oración.

Estaba vestida con una túnica blanca con plantas y flores, que para los indígenas representaba el movimiento, llevaba un manto azul celeste con estrellas y estaba parada sobre una media luna. 

La nueva imagen fue colocada en la ermita y comenzó a tener mucho éxito, el culto creció y pronto se difundieron los rumores de que la imagen era capaz de hacer milagros, eso provocó en 1556 el enojo de otros miembros de la iglesia católica en México, entre ellos los franciscanos quienes se oponían al nuevo culto porque lo consideraban una herejía, les parecía que intentar convencer a los indígenas de que esa nueva imagen era sagrada era un abuso contra ellos, además de que muchos se preguntaban a donde iban a parar las limosnas recogidas en la ermita.

El culto paso de moda, hasta que 100 años después el sacerdote Miguel Sánchez escribió en 1648 un libro llamado “Imagen de la Virgen María”, en el que consideraba que la pintura del Tepeyac tenía un origen divino; El libro de Sánchez tuvo un gran éxito y al año siguiente, un indígena llamado Antonio Valeriano escribió un auto sacramental llamado “Nican Mopohua”, una obra de teatro con tema religioso pensada para evangelizar a los espectadores, este auto sacramental contaba la historia de un indígena llamado Juan Diego a quien se le aparecía la virgen y tenía que lograr que el primer arzobispo de la Nueva España Fray Juan de Zumárraga le construyera una iglesia donde todos los indígenas pudieran adorarla; Juan Diego se enfrentaba a diversos obstáculos pero al final cumplía con la petición de la virgen.

El padre Sánchez con su libro y Antonio Valeriano con el “Nican Mopohua”, lograron que el culto a la virgen de Guadalupe volviera a ponerse de moda, sin embargo aparecieron otras versiones sobre el supuesto origen divino de la imagen, lo que demuestra que desde el principio del culto no hubo un consenso sobre su origen y que dentro de la Iglesia Católica mexicana había grupos que se oponían a que los indígenas la adoraran, pasarían décadas antes de que la Guadalupana se convirtiera en un icono nacional.