Los gatos, para los niños más formales y suaves
¡YA FALTA POCO PARA QUE SE VAYA CHABELO DE CAEV!
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Los gatos son mucho menos exigentes que los perros.
No requieren paseos y pueden quedarse solos en casa si sus dueños salen de vacaciones. Por eso muchas veces se adopta o se adquiere un gato como sustituto menos trabajoso de un perro.
No es una buena idea. Es un animal completamente diferente y no siempre es el compañero más adecuado para un niño pequeño (entendiendo como niño pequeño de dos a siete u ocho años).
Un gato puede ser muy cariñoso y buscar constantemente la compañía de su dueño, pero son animales con los que hay que tener un trato suave y respetuoso.
Se les puede acariciar, se puede jugar con ellos, pero respetando siempre sus apetencias. Cuando un gato no desea jugar o no desea ser acariciado hay que dejarle dormir en paz. Y no toleran un trato rudo.
Si un niñito lo sujeta de modo que le molesta el gato puede arañarle al intentar zafarse. No sería una agresión, simplemente una consecuencia de tener un montón de uñas afiladas, pero hay que tenerlo en cuenta.