Guadalupe Rodríguez: CAMINO A LA PERDICIÓN
La historia política en México está plagada de ejemplos en los que el poder se convierte en un bien de familia, donde el apellido pesa más que la capacidad. Tamiahua, un municipio de gran belleza natural y potencial económico, parece estar a punto de caer en esta trampa. La propuesta de Linda Guadalupe Rodríguez Torres, actual presidenta municipal, y su pareja Ernesto Lara para colocar a Daniel Lara, sobrino de Ernesto, como candidato a la alcaldía, no solo ofende la inteligencia de los ciudadanos de Tamiahua, sino que también pone de manifiesto un preocupante nepotismo que amenaza con perpetuar la pobreza y la miseria en la región.
El intento de heredar el poder dentro de la familia es un error que no pasa desapercibido para los ciudadanos, quienes han comenzado a alzar la voz en contra de esta maniobra. No olvidemos que hace apenas unos años, el entonces gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, fue duramente criticado por intentar imponer a su hijo, Yunes Márquez, como su sucesor. Las críticas no solo vinieron de sus adversarios políticos, sino también del pueblo que, en última instancia, rechazó la propuesta en las urnas, entregando la gubernatura al morenista Cuitláhuac García Jiménez.
Carnicería Sandy
La situación en Tamiahua no es muy distinta. La convocatoria del pasado 9 de agosto en el Auditorio Municipal para una asamblea informativa encabezada por el diputado federal electo, Javier Velázquez Vallejo, dejó al descubierto no solo la baja capacidad de convocatoria de la administración actual, sino también el uso indebido de instalaciones públicas para fines partidistas. Este hecho, que podría constituir una violación a diversas leyes y regulaciones en México, muestra una vez más cómo el poder se utiliza de manera arbitraria y en detrimento del bien común.
El artículo 134 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es claro: los recursos públicos deben utilizarse exclusivamente para fines institucionales. El uso de instalaciones como el Auditorio Municipal para actividades partidistas no solo es un desvío de recursos, sino un acto de corrupción que debe ser investigado y sancionado. Las evidencias están a la vista de todos, circulando en redes sociales y mostrando un evento con una convocatoria mediocre, que solo subraya la falta de apoyo popular hacia quienes intentan perpetuarse en el poder a través del nepotismo.
En mi opinión, Tamiahua merece más que un gobierno de apellidos, merece un liderazgo que trabaje por el desarrollo y el bienestar de su gente. Los ciudadanos ya están despertando, y es imperativo que no permitan que su municipio siga hundido en la pobreza y la miseria por culpa de quienes ven en la política una herencia familiar y no una responsabilidad con el pueblo. ¡No más de lo mismo! ¡Es hora de que Tamiahua despierte y diga no al nepotismo!
El Nuevo Pekin