¡EL METICHE!
El mes pasado iba yo de viaje por una carretera y paré en una estación de servicio a echar gasolina. Entonces aproveché para entrar al baño.
En el sanitario vecino había otro viajero, que de pronto me dijo:
– Qu’iubo, ¿cómo estás?
No acostumbro a hablar con desconocidos y menos en el baño, pero mi calidad de viajero incógnito me animó a contestar.
– Pues yo bien, muchas gracias.
– ¿En qué andas?
(Y a éste que le pasa, me pregunté). Me pareció estúpido pero igual respondí:
– Caramba, creo que lo mismo que tú. Voy de viaje.
– ¿Y se puede saber de qué se trata?
Me estaba sintiendo muy incómodo y contesté un poco forzado:
– Sí, claro. Voy a Tuxpan y luego a Tamiahua.
– Supongo que andas detrás de algún buen negocio.
Totalmente arrepentido de haber dado pie a esta conversación, contesté de mala gana:
Sí, bueno eso espero, ya que las posibilidades de negocio son positivas.
¿Sabes qué? Luego te vuelvo a llamar; se le está acabando la batería a mi celular y además aquí a lado hay un pendejo que responde a todo lo que te pregunto…
MORALEJA:
Limítese a hacer lo que corresponde de acuerdo al lugar en donde está.
Si va a la iglesia, rece.
Si va a una fiesta, diviértase.
Si va a la mesa, coma.
Si va a la cama, duerma.
Pero si va al baño. ¡Trabaje callado!