EL AMOR SEGÚN PLATÓN
¡YA FALTA POCO PARA QUE SE VAYA CHABELO DE CAEV!
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Platón, tal y como se nos muestra en el discurso de Sócrates, cree que el amor es la motivación o impulso que nos llevarÁ intentar conocer y contemplar la belleza en sí.
Esta orientación se produce en un proceso gradual que comienza con la apreciación de la belleza en una persona (los que tus ojos ven), y luego avanza hacia la apreciación de la belleza espiritual (la del carácter, la del alma), la de la belleza de las leyes y las costumbres en la sociedad, la que se encuentra en las artes y las ciencias, etc. (forma de ser y de pensar).
Todos estos pasos deben finalmente superarse hasta alcanzar un punto máximo del proceso: el conocimiento apasionado, puro y desinteresado de la esencia de la belleza misma, que se mantiene incorruptible y siempre igual a sí misma, el conocimiento de la idea de la belleza en cuanto es lo único que es bello en sí mismo y por sí mismo, y en cuanto aquello que es causa de que todo lo bello sea bello. (Enamoramiento)
En esto consiste la «idealidad» del amor platónico: no en tener un amor inalcanzable, sino en amar las formas o ideas eternas, inteligibles, y perfectas. No hay en absoluto elementos sexuales, sencillamente porque el auténtico amor para Platón no es el que se dirige a una persona sino el que se orienta hacia la esencia trascendente de la belleza en-sí
El cual su filosofía sostenía (para que lo entiendan), que el verdadero amor, es el amor a la sabiduría, al conocimiento, por lo tanto el amor platónico no es el amor al ideal de una persona, sino el amor a conocerla y por saber de ella.
Mientras que la belleza del cuerpo, no se halla en el cuerpo mismo, sino que es la imagen o reflejo de la belleza espiritual, por lo que el alma humana debería aspirar a conocer y amar esa belleza esencial. Hoy en día, llamamos “amor platónico” a aquel que consideramos de manera inalcanzable, el que por diversas circunstancias no se puede materializar; en él puede haber un elemento sexual que se da de forma mental, imaginativa o idealista y no de forma física. Se manifiesta como una necesidad de tener lo ideal sin que sea real. El amor anhela siempre lo bello y lo bueno y, por tanto, no es ninguno de éstos sino algo intermedio.