
El 26 de noviembre de 1953, en el puerto de Tuxpan, Veracruz, vio la luz uno de los nombres fundamentales del periodismo cultural mexicano: Braulio Peralta. Su obra, marcada por una profunda sensibilidad intelectual y una mirada crítica hacia el poder, la cultura y la condición humana, lo ha convertido en figura de referencia dentro del debate intelectual contemporáneo en México.
Un tuxpeño que trascendió fronteras
Aunque nació en Tuxpan, su carrera muy pronto lo llevó a los espacios periodísticos más influyentes del país, colaborando en medios como El Universal, La Jornada, Nexos y Proceso. Su estilo, preciso y reflexivo, combina la agudeza periodística con la sensibilidad literaria, convirtiendo cada texto en un ejercicio de pensamiento crítico.
Periodismo cultural y pensamiento libre
Braulio Peralta no se limitó a ser un cronista de la cultura: fue —y es— un analista incisivo de las ideas.
En su trabajo aborda temas como la libertad individual, las relaciones entre el poder y la cultura, la diversidad sexual y el papel de la intelectualidad en la vida pública mexicana.
Entre sus obras más conocidas destacan:
- El clóset de cristal
- El poeta en su tierra
- La libertad del diablo
- Conversaciones con Carlos Monsiváis
Sus textos han servido como punto de partida para diálogos sociales importantes, especialmente en torno a la visibilidad LGBT+ y la crítica cultural.
Identidad y memoria
Para Tuxpan, el nombre de Braulio Peralta representa un recordatorio de que esta ciudad no solo tiene historia marítima y petrolera, sino también una tradición intelectual y literaria. Peralta le ha dado presencia a Tuxpan en el mapa cultural mexicano con cada libro, cada entrevista y cada reflexión publicada.
Un legado vivo
Hoy, Braulio Peralta continúa siendo una voz imprescindible en el pensamiento crítico mexicano. Su obra sigue vigente, leyéndose en círculos académicos, bibliotecas, universidades y espacios de periodismo cultural.
La fecha de su nacimiento se convierte así en una efeméride que no solo celebra a un individuo, sino a una manera de entender la cultura: con libertad, conciencia, sensibilidad y valentía.















