
En noviembre de 1953, Tuxpan enfrentó una de las crecidas más intensas de mitad del siglo XX. La zona norte del municipio —entonces mucho más rural y conectada por caminos de terracería— quedó parcialmente anegada tras varios días de lluvias extraordinarias que saturaron drenes, esteros y arroyos que desembocan en el río Tuxpan.
Un año marcado por lluvias atípicas
1953 se recuerda en el Golfo como un periodo de precipitaciones fuera de lo normal. Reportes hidrométricos de la época señalan que las lluvias superaron los promedios históricos, generando una acumulación de agua que los canales naturales no pudieron desalojar con la rapidez necesaria.
En Tuxpan, particularmente en la zona norte, los escurrimientos provenientes de:
- El estero de Frijolillo
- La cuenca baja del Vinazco
- La zona de La Esperanza
- Las áreas cercanas a Peña de Afuera y Tampamachoco
comenzaron a desbordarse.
Comunidades incomunicadas
La falta de infraestructura —no existían aún el Libramiento Adolfo López Mateos ni las vialidades modernas del bulevar— provocó que varias localidades rurales quedaran temporalmente incomunicadas. Se documentan afectaciones en:
- La Palma
- La Joya
- La Esperanza
- Peña Alta
- Fracciones de Juana Moza
- Áreas productivas de cítricos y ganadería
Los caminos de tierra se volvieron intransitables y los niveles del agua alcanzaron viviendas, parcelas y corrales.
Afectaciones económicas y sociales
Los daños se sintieron de manera directa en la economía local:
- Pérdida de cosechas por saturación de humedad
- Afectaciones a la ganadería, sobre todo en potreros bajos
- Interrupción del comercio fluvial y rural
- Movilización de familias hacia zonas más seguras
Aunque no se reportaron fallecimientos en los registros consultados, sí se describe un ambiente de emergencia prolongada, dada la lentitud con la que el agua descendió debido a la saturación del estuario.
Un precedente para futuros planes urbanos e hidráulicos
La inundación de 1953 dejó claro que la región norte de Tuxpan requería:
- Mejorar drenes y esteros
- Controlar asentamientos en zonas bajas
- Planificar rutas de desalojo pluvial
- Regular las actividades agrícolas en áreas inundables
Estos antecedentes serían considerados décadas más tarde en los programas de desarrollo urbano y en la construcción de infraestructura vial que modificó por completo la dinámica de desbordamientos en la zona.
Memoria de un Tuxpan que aprendió de la naturaleza
Hoy, aunque Tuxpan cuenta con mejores caminos y sistemas de drenaje, la inundación severa de 1953 permanece como un recordatorio de la fuerza natural del agua en un municipio atravesado por ríos, esteros y humedales.
Recordarla es entender cómo el territorio y sus habitantes han aprendido —a veces con dolor— la importancia de la planeación y del respeto a las zonas naturales de desagüe.



