Un puerto estratégico en medio del fuego cruzado nacional

En 1914, México vivía uno de los años más convulsos de la Revolución. Las facciones revolucionarias se disputaban el control del territorio nacional mientras el gobierno de Victoriano Huerta se desmoronaba y las fuerzas constitucionalistas avanzaban desde el norte. En ese escenario complejo, Tuxpan ocupaba un lugar estratégico que pocos podían ignorar.

Un puerto codiciado por todos los bandos

A diferencia de otras ciudades de la Huasteca, Tuxpan no solo era un punto de paso: era un puerto capaz de recibir embarcaciones de calado medio y servir como vía de comunicación con el Golfo de México. Esto lo convertía en un sitio clave para el abastecimiento de tropas, la entrada de armas y la salida de recursos hacia otros puntos del país.

Durante 1914, diferentes informes municipales y militares registran la presencia constante de destacamentos carrancistas, cuyo objetivo era garantizar que el puerto no cayera en manos de fuerzas opositoras. Aunque el 13 de noviembre no hubo un enfrentamiento directo, la tensión era palpable:

  • Se reforzaron los accesos al puerto.
  • Se instalaron retenes en caminos hacia Ojite, Tampico y Cerro Azul.
  • Las actividades comerciales se redujeron por temor a saqueos.

Para la población tuxpeña, la presencia de tropas se había vuelto parte de la vida cotidiana.

El impacto en la vida económica y social

Los comerciantes del centro y los estibadores del muelle reportaban días de gran incertidumbre. Las embarcaciones locales, dedicadas principalmente a la pesca y transporte de mercancía, debían solicitar permisos diarios para navegar, pues las fuerzas revolucionarias temían movimientos sospechosos.

Las familias que vivían en la franja ribereña —hoy Bulevar Reyes Heroles— mantuvieron resguardo constante ante el rumor de un posible ataque naval, rumor que nunca se concretó pero que alimentaba la ansiedad colectiva.

La parroquia y los comercios funcionaban, pero con horarios irregulares. Las escuelas operaban casi vacías, ya que muchas familias preferían mantener a sus hijos en casa.

Un puerto en silencio… pero vigilado

Los testimonios de la época coinciden: Tuxpan no fue campo de batalla ese día, pero sí una pieza en un tablero nacional que cambiaba cada hora. Los movimientos en el muelle, el paso de columnas de soldados por la calle Juárez y el tránsito constante de embarcaciones de vigilancia daban al puerto un ambiente de precaución permanente.

A finales de ese año, la caída definitiva de Huerta y el fortalecimiento del Ejército Constitucionalista permitieron a la ciudad recuperar paulatinamente su ritmo comercial. Sin embargo, el 1914 revolucionario dejó en Tuxpan la marca de haber sido un puerto observado, disputado y protegido con celo.


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