¡POR ESE NIÑO QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO!
Dedicado a M.
Hoy comienzo a escribir en este espacio a invitación del WEB MASTER a quien le doy las gracias por tal motivo.
Mi columna de hoy es por el día del niño. Felicidades a todos los niños ¡de edad y de corazón!
Todos llevamos un niño dentro. Algunos tuvimos la fortuna de tener una infancia feliz, y otros no tanto, pero independientemente de ello, me encantaría que pudiésemos hacer cosas que nos permitían hacer de niños y que ahora están mal vistas.
Hace poco tuve la fortuna de cuidar a los hijos de unos amigos y tienen unos niños maravillosos. El de en medio es un niño con mucha chispa. Espontáneo, inquieto, cariñoso y ¡muy expresivo!.
Me detengo especialmente en él porque lo estuve observando todo el tiempo que estuvo con nosotros, y ya se lo dije a su mamá, ¡Soy su fan!
Me hizo reflexionar sobre, ¿en qué momento perdimos la espontaneidad? La sociedad nos condiciona a tener unas reglas de comportamiento dónde no podemos expresarnos “tan libremente” como quisiéramos.
Los niños dicen lo que piensan sin temor a ser rechazados, recriminados o regañados. No se trata de ofender, si no de expresar sensaciones y sentimientos así, tal cual, ¡libres! Sin ataduras ni acritud.
Ojala los adultos pudiéramos hacer lo mismo, claro, sin ofender, pero sin el agobio de no poder decirlo; En Tuxpan es muy difícil decir lo que se piensa en público. Se utiliza el secreto a voces. Se opina, se comenta en el café, en las reuniones pero no se expresa públicamente, pues, ¡no vaya a ser! Y qué triste que no tengamos el valor suficiente de opinar, sin ofender claro, pero decir las cosas que no nos gustan y no dejar que se dañen nuestros derechos y los derechos de los demás. Ojalá algún día cambie esto.
Mientras tanto, no perdamos ese niño que traemos! Disfrutemos, brinquemos, gritemos, cantemos, bailemos, pintemos, recortemos, ¡seamos niños de nuevo! Olvidémonos de las culpas y vivamos más!
¡Feliz día del niño!