Escándalo en el CETMAR 20 evidencia falta de vigilancia y necesidad urgente de educación sexual
Redacción/Forotuxpan
Tuxpan, Veracruz/18 de junio de 2025
Un video que circula a través de redes sociales y grupos de WhatsApp ha encendido la alarma sobre lo que ocurre en las inmediaciones del Centro de Estudios Tecnológicos del Mar No. 20 (CETMAR), ubicado en este puerto. En las imágenes, captadas aparentemente desde otro celular por un tercero, se observa a dos estudiantes —vestidos con el uniforme de la institución— sosteniendo relaciones sexuales en un área cercana al plantel, a plena luz del día y sin ninguna clase de resguardo.
La escena, que ha sido reproducida y compartida indiscriminadamente, muestra a la joven recargada sobre unas plantas de bambú mientras el varón realiza el acto sexual por detrás. El video ha generado una ola de indignación en la comunidad, pero también una profunda reflexión sobre la falta de supervisión, tanto dentro como fuera del plantel, y sobre el vacío formativo en temas de responsabilidad afectiva, autocuidado y límites personales.
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El hecho no solo exhibe la ausencia de vigilancia en zonas donde los jóvenes tienden a reunirse, sino también la urgente necesidad de implementar programas reales de educación sexual integral en las escuelas. Más allá del morbo y el escándalo, lo que este caso deja al descubierto es una preocupante carencia de orientación emocional y sexual en los adolescentes.
Especialistas en pedagogía y psicología educativa coinciden en que no basta con imponer normas disciplinarias, sino que las instituciones deben asumir un papel activo en la formación ética, afectiva y sexual de su alumnado. En este sentido, resulta indispensable que las autoridades escolares del CETMAR 20 y del sistema educativo en general no minimicen la situación ni la aborden exclusivamente desde la sanción, sino que la usen como un punto de partida para una revisión profunda de los programas de prevención y formación que imparten.
Asimismo, se hace un llamado a los directivos a reforzar la vigilancia en las áreas adyacentes al plantel, ya que son espacios que, al quedar fuera del control directo de la escuela, se convierten en zonas de riesgo no solo para este tipo de conductas, sino para la integridad de los propios estudiantes.
También es necesario que los adultos responsables —padres, maestros y autoridades— comprendan que la educación sexual no puede seguir siendo un tabú. Lo que hoy se ve en un video viralizado y repudiado, mañana puede ser una tragedia si no se actúa con responsabilidad y visión educativa.
Por otro lado, según información recabada entre padres de familia y personal docente inconforme, la administración de la actual directora, Carmela Salustia Hernández Hernández, quien lleva más de cuatro años al frente del plantel, ha sido señalada por encubrir conductas inapropiadas. En concreto, existen al menos tres profesores acusados de acoso a alumnas, quienes lejos de ser sancionados o separados definitivamente del cargo —como dicta el sentido común y la normativa educativa— fueron «castigados» con una especie de premio: fueron reubicados a oficinas climatizadas, con sueldo íntegro y sin carga de trabajo docente.
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«Los quitaron del aula, pero los dejaron en la nómina como si no hubieran hecho nada», señala una fuente interna que pidió el anonimato por temor a represalias. «Mientras tanto, las víctimas abandonan la escuela o prefieren guardar silencio.»
Este modelo de omisión institucional no solo normaliza el acoso, sino que genera un ambiente de impunidad que debilita cualquier esfuerzo educativo. El reciente video, lejos de ser una anécdota escandalosa, es la consecuencia directa de un clima permisivo donde no hay control, no hay formación y, peor aún, no hay consecuencias reales para quienes violentan los espacios escolares.
Por ello, esta situación debe ser un llamado de atención urgente no solo para la Dirección General de Educación Tecnológica del Mar, sino también para la Secretaría de Educación de Veracruz. Es momento de revisar a fondo la gestión del CETMAR 20, abrir investigaciones formales sobre los casos de acoso tolerados bajo esta administración y, sobre todo, implementar un programa de educación sexual integral, con enfoque en derechos humanos, respeto y responsabilidad afectiva.
La escuela no puede seguir ignorando lo que sucede en sus pasillos, ni encubriendo a quienes cruzan la línea del abuso. La formación de los jóvenes no empieza ni termina con el contenido del aula: también depende de un entorno seguro, ético y vigilado. Si las autoridades no actúan ahora, los próximos escándalos no se verán en un video… se verán en las consecuencias que ya estamos empezando a pagar.
