Choca contra un PERRO en la Ochoa
Choca contra un PERRO en la Ochoa
Tuxpan, Ver.- En la oscuridad de la noche, el destino tejía su caprichosa trama en las calles de Tuxpan Veracruz. Un hombre, Santiago Martínez Castán, un curtido caballero de 50 años, montaba su fiel corcel de metal, una motocicleta, en la calle 4 oriente de la colonia Rafael Hernández Ochoa. Pero lo que prometía ser un viaje tranquilo se convirtió en un torbellino de caos y dolor.
El relato de Martínez Castán se entrelaza con el infortunio, pues mientras su moto surcaba el asfalto, un canino desenfrenado se interpuso en su camino, desatando el caos en su trayectoria. Santiago perdió el equilibrio y la moto cayó violentamente sobre su costado izquierdo, como un ángel caído de los cielos.
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Los ojos de la ley pronto se posaron sobre aquel accidente inesperado. Santiago yacía en el suelo, mirando al firmamento con conciencia intacta pero en estado alerta, aunque su aliento dejaba un rastro etílico en el aire. Negó vehementemente poseer alergias, padecer enfermedades o consumir medicamentos. Sin embargo, su hombro izquierdo revelaba el rastro de un intenso dolor, palpable bajo la atenta mano de quienes le auxiliaban.
Sin embargo, a pesar de las señales evidentes de una lesión grave, el valiente motociclista se negó a abandonar el escenario del suceso, aferrándose al asfalto como si fuera su última tabla de salvación. Una actitud temeraria, sin duda.
El silencio de la noche no ahogó el clamor de los interrogantes. ¿Qué desencadenó la aparición de ese perro, ese esquivo can que se atravesó en el camino de Santiago? ¿Quién es el responsable último de este accidente que ha dejado a un hombre maltrecho? Las autoridades, como sabuesos incansables, han iniciado una investigación exhaustiva para desenmarañar las circunstancias de este enigmático evento y determinar si algún dueño negligente ha dejado su can desbocado sin control.
El destino ha hablado con su lengua de tragedia en la calle 4 oriente de Tuxpan Veracruz. Ahora, la ley deberá seguir los hilos de esta historia, llevar adelante las diligencias necesarias y establecer responsabilidades. Que la justicia se haga presente para velar por la seguridad en las vías y recordar a los conductores y dueños de mascotas su deber de actuar con prudencia y diligencia. La vida, frágil como la luz de una vela en la noche, está en juego.