La Leyenda de la Sirena de Tamiahua
«Cuidar las costumbres, vigilar la fe y respetar a los mayores fueron las maneras de honrar la tradición y pertenecer a la familia. Los castigos por las faltas nos convertían en monstruos a sus ojos, con el castigo del destierro»
Es así como comienza la leyenda de la Sirena de Tamiahua que leímos en el libro «Voces de la Huasteca» del maestro Eric Patrocinio Cisneros Burgos. Se las contamos porque ya casi es Jueves Santo, y la leyenda trata de eso. No les publicamos la historia porque tiene derechos de autor, pero la escribió para esa recopilación de leyendas huastecas el señor Luis Enrique Pérez Pérez, va más o menos así:
Hace tiempo, en la Huasteca, existían costumbres y rituales religiosos que se cumplían con gran fervor durante la Cuaresma. En «Rancho Nuevo», todos seguían estas tradiciones sin cuestionarlas. Los viernes, días de abstinencia, se comían solo verduras y carne blanca. La madre del narrador, Mamá Emma, preparaba cazuelas de comida especial con nopales y jacubes tiernos, los cuales se cosechaban temprano cada viernes. A pesar de seguir estas tradiciones, la familia no dejaba de disfrutar de la comida, siempre acompañada de frijoles y queso. Cada comida comenzaba con una oración, que era seguida por un padre nuestro y un avemaría.
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Durante la Semana Santa, las restricciones se intensificaban y la gente se ponía en chinga a trajinar desde el lunes hasta el miércoles, ya que el jueves y el Viernes Santo estaba prohibido trabajar, cortar leña y planchar. En el Jueves Santo, Mamá Emma cubrió a sus santitos con paños oscuros y les recordó enfáticamente a todos que durante esos dos días no se podían bañar. Sin embargo, la hermana mayor del narrador, Brígida, decidió ignorar estas advertencias y se lavó solo la cara y los brazos.
Al día siguiente, Viernes Santo, el calor era sofocante, y Brígida decidió que no podía soportarlo más y se bañó con una lata de agua. En ese momento, sucedió algo inesperado y terrible: Brígida empezó a gritar y golpear el suelo, y cuando su madre fue a ver qué pasaba, encontró a su hija transformada en una especie de criatura mitad mujer, mitad pescado. La familia, horrorizada, decidió lanzarla a la laguna de Tamiahua, que estaba cerca, como castigo por desobedecer las tradiciones. Desde entonces, la familia acude a la orilla de la laguna cada VIERNES SANTO para ver a su hermana nadar.
Esta historia es un ejemplo de cómo las tradiciones y costumbres religiosas pueden tener un gran impacto en la vida de las personas en la Huasteca. Aunque la historia es en parte fantástica, muestra cómo la comunidad valora y respeta estos rituales y creencias, y cómo incluso la desobediencia a estas costumbres era considerada un acto grave. Además, la historia destaca cómo la comunidad se unía en momentos de crisis para enfrentar los desafíos y castigar las transgresiones.
En resumen, esta historia cuenta la importancia de las tradiciones y costumbres religiosas en la Huasteca, así como la importancia de la obediencia y el respeto a estas creencias. Aunque la historia puede parecer extraña y fantástica, muestra cómo estas tradiciones podían afectar profundamente la vida de las personas y cómo la comunidad se une para enfrentar los desafíos y castigar las transgresiones. ¡Compren Voces de la Huasteca! Y deleitense con su lectura que es rápida, amena, y te deja el espíritu y la mente llenos de cultura.